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Aves carnívoras cruzan el Golfo

Antimio Cruz – MILENIO
Cardel -Veracruz.

Cerca de un millón y 700 mil aves carnívoras, procedentes de Canadá y Estados Unidos, cruzaron hasta la mañana de ayer (domingo) los cielos del municipio de La Antigua, en la costa del Golfo de México, como parte de la migración de aves rapaces, un fenómeno único en el mundo.

En las próximas tres semanas el conteo de este tránsito anual puede ascender a cuatro millones de águilas, aguilillas, halcones, gavilanes y buitres que recorrerán juntos este territorio en busca de tierras más cálidas en centro y sudamérica, ante la llegada del invierno en el hemisferio norte.

Cuando terminan los fríos regresan al norte, pero lo hacen por diferentes rutas, no en la formación masiva que se ve en estos días.

Desde el 20 de septiembre, diez biólogos y naturalistas de la organización civil Pronatura vigila el cielo todos los días. Empiezan a las nueve de la mañana y concluyen a las siete de la noche.

Identifican aves y cuentan especimenes. Ellos recavan un informe al final de cada día con números y tipo de ave. Este año, el ave cazadora que más ha pasado es el Aguililla de Ala Ancha (Buteo platypterus), de ella se han contado más de un millón.

Otras aves que se han contado por decenas o centenas de miles son el Zopilote Aura (Cathartes aura); el Aguililla cuaresmera (Buteo swainsoni) y el Milano de Mississipi (Ictinia mississippiensis).

Una estación de vigilancia está en la azotea del edificio más alto de Cardel, el hotel Bienvenidos, de cuatro plantas. La otra estación es una construcción de tres pisos, en obra negra, entre dos campos de futbol y béisbol, en el poblado de Chichicaxtle.

“Cardel ha sido descrito como un ‘cuello de botella’ en el tránsito de millones de aves migratorias porque al bajar desde Canadá y Estados Unidos se topan con la Sierra Madre Oriental y, en lugar de sobrevolar los tres mil metros de altura que alcanzan esas montañas, bordean hasta este lugar donde hay un paso estrecho de 30 kilómetros entre la sierra y el mar, con suelos muy bajos”, explica Jorge Barrios, coordinador de Turismo para la Conservación, de Pronatura.

En los últimos días de septiembre y los primeros de octubre, el flujo de migratorias se detuvo por algunos días debido a las fuertes lluvias que asolaron Veracruz.

Muchas de las aves viajeras prefirieron no trasladarse y permanecieron al norte de la Sierra de Manuel Díaz, que es la última parte elevada de la Sierra Madre Oriental, antes de la playa.

Este fin de semana cruzaron sobre la ciudad de Cardel largas filas de hasta 40 mil aves.

El grupo de aves, que pasa sobre muchas personas sin que estas levanten la mirada, vuela a un mínimo de 200 metros de altura y cuando encuentra corrientes de aire caliente hace espirales ascendentes y se elevan, como si recorriera el interior de un tubo, hasta alcanzar 600 metros.

Luego retoman la forma de línea para seguir viajando.

El aire caliente que sube desde la tierra es conocido como Termal, como explica Violeta Valadés Valadez, del programa de educación interna de Pronatura.

“Las aves suben por la termal sin gastar mucha energía porque abren sus alas para planear y dejan que las impulse el aire caliente que sube. Al salir encogen un poco las alas y planean hacia abajo, hasta otra termal”, indica la bióloga.

Esta alta concentración de depredadores y carroñeros, que ha sido nombrada por Pronatura como Río de Rapaces. Hay que recordar que las rapaces normalmente no viven en grandes grupos, en su mayoría cazan solas. Se reúnen únicamente para viajar.

Un interés adicional del fenómeno es que, acompañando a las rapaces y sin aparente temor, vuelan grupos de otras aves marinas y no carnívoras como cigüeñas, pelícanos blancos, ibis y calandrias.

Los especialistas no han observado ataques hacia esos grupos y suponen que pueden deberse a que los cazadores consumen reservas de alimento antes de iniciar su viaje.

Sobre las azoteas más altas de Cardel y por los caminos de estos terrenos sembrados de cañas, se observa a decenas de biólogos y turistas que, equipados con binoculares y cámaras fotográficas, buscan algún grupo de aves.

En ocasiones sólo pasan 50 o 80 y súbitamente pueden pasar miles. Se estima que, con buen clima, cada grupo puede volar entre 250 y 360 kilómetros por día.

Muchas aves se quedan en los andes o el amazonas, pero algunas llegan hasta la Tierra del Fuego, entre Chile y Argentina.

– Claves

Viaje sin temor

• Las rapaces son aves carnívoras, comen desde pequeños roedores hasta monos. Por lo general todas ellas son de vuelo fuerte y es en parvadas donde se encuentran las de vuelo más rápido.

• La migración masiva de Canadá y Estados Unidos hacia el sur de México, Centro y Sudamérica, fue descubierta a finales de los ochenta por el ornitólogo Ernesto Ruelas, de la Universidad de Cornell.

• Se estima que el grupo de las aves depredadoras seguirá cruzando el municipio de La Antigua, Veracruz, hasta los últimos días de octubre.

Redacción Verdebandera