Por: Sergio Blanco
5 de agosto de 2021.- Don Pascual Escalante caminaba hacia su casa en la colonia El Mirador, en el municipio de Tonalá, Jalisco, cuando vio que de nuevo comenzó a brotar sangre de la alcantarilla ubicada en Venustiano Carranza y Francisco González Bocanegra, a solo nueve cuadras de distancia de la Presidencia Municipal.
Cientos de litros se derramaban por el empedrado e iban a dar a La Cañada, cuerpo pluvial que serpentea en pendiente por seis kilómetros antes de unirse a la corriente del río Santiago, el más contaminado del país, el cual se supone que está en proceso de saneamiento.
“Sale sangre cada que matan ahí en el rastro. Cuando se viene el calorón nos llega el olorazo”, advirtió el hombre de 77 años.
A unas tres cuadras de distancia se encuentra el rastro municipal, cuyos residuos son vertidos sin tratar a las redes de drenaje que por gravedad van a dar a La Cañada.
La investigadora ambiental Raquel Gutiérrez Nájera recordó que la norma oficial NOM-194-SSA1-2004, que establece los lineamientos de operación de los rastros, indica que la sangre debe ser separada del drenaje general y su cumplimiento debe ser vigilado por el estado y la Federación.
“De entrada la competencia queda dentro del estado y del municipio, pero ¿qué es lo que pasa? Nadie los controla y los vecinos tienen que aguantar los malos olores y la fauna nociva que se genera alrededor del funcionamiento de un rastro”.
El titular de la Jefatura del Rastro, Eduardo Murillo Arellano, argumentó que aquel escurrimiento que presenció don Pascual no fue más que una actividad extraordinaria de mantenimiento.
“Te tocó el día que hubo el desazolve, hubo un desazolve en estos días y nos encontramos muchas bolsas de basura, piedras, tuvimos que estar limpiando desde el rastro hasta la salida”.
Pero otro de los vecinos, Carlos Arturo, afirmó que es habitual que el río de sangre fluya y que además traiga consigo vísceras y desechos cárnicos que tapan los tubos del drenaje, razón por la que se desborda en la calle.
“Más al rato matan los puercos, son como 200 en un día, luego las vacas, toros, ahorita van a empezar a salir los pedazos de carne”.
Cuando no hay lluvias, la sangre y demás desechos generan un olor a putrefacción insoportable que incluso ya ha provocado que su hija enferme.
“Estás comiendo y se viene una pestilencia, yo por eso no dejé ni ventanas en mi casa para este lado (de La Cañada), para que sea menos la pestilencia”.
Murillo Arellano admitió que el rastro carece de planta de tratamiento, la cual no se ha podido construir a lo largo de los años por falta de recursos (estimados en unos 20 millones de pesos), por lo que la alternativa es añadir a los residuos enzimas vivas que los degradan. “No contaminamos nada el medio ambiente”.
Cliente frecuente
El actual Gobierno de Tonalá ya es cliente frecuente de la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa).
En una visita de inspección al rastro del municipio, el 7 de octubre de 2019, se observaron irregularidades operativas que resultaron en un procedimiento administrativo para su corrección.
El 11 de septiembre de 2020 regresaron los inspectores para dar seguimiento al procedimiento donde aún encontraron pendientes sin corregir, por lo que éste sigue abierto y con observaciones también en manos del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA).
“El pasado 10 de marzo de 2020, Proepa notificó al titular del SIAPA a través de un oficio que, derivado de lo observado durante la visita, pudieran existir irregularidades en el tema de descargas, por lo que se estimó que el Ayuntamiento pudiera incurrir en alguna infracción de carácter administrativo susceptible de ser sancionada por esa autoridad”.
Raquel Gutiérrez Nájera advirtió que la falta de tratamiento de los residuos de los rastros debe ser sancionada con multas y hasta clausuras temporales, de acuerdo a la magnitud de los daños que se hayan ocasionado.
Incluso las autoridades estatales deben ser sujetas a responsabilidades por sus omisiones en el cumplimiento de las normas.
“Cada municipio tiene su rastro, de más de dos mil solamente hay registrados como mil 200, y de éstos nada más el 2% tienen plantas de tratamiento, entonces imaginarás el gran problema que hay con sus aguas residuales”.
Tonalá es un municipio del Área Metropolitana de Guadalajara y es es gobernado por Juan Antonio González.