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José Luis Gámez dirigirá La Primavera

Tibias impugnaciones al proceso; el titular de la Seder asegura que estuvo apegado a la ley; obtuvo 22 de 28 votos; los propietarios piden ampliar su participación


Agustín del Castillo. PÚBLICO


Crónica de una elección anunciada: ayer fue designado como nuevo director del bosque La Primavera José Luis Gámez Valdivia, ingeniero agrónomo por la Universidad de Guadalajara, mientras dos candidatos más se repartían las migajas de la votación, y una tímida impugnación a lo apresurado del proceso era acallada por el secretario de Desarrollo Rural, Álvaro García Chávez, quien también pidió a la prensa «apoyar» lo que viene para el bosque.


Que a la prensa le toca informar, al margen de cualquier interés —hasta de los «buenos intereses»— es lo que dictan los manuales de periodismo elemental, pero García Chávez se dijo preocupado por las «cabezas» de los periódicos del día de hoy, luego de que dieron algunos tumbos en la organización de los sufragios los miembros del Comité Técnico para la Administración del Bosque La Primavera, cuya sesión se realizó a partir de las 11:00 am en la colonia Moderna, en las instalaciones de una agrupación empresarial con acrónimo truculento: Careintra.


En ese ejercicio de democracia interna —que tuvo por fin darle un barniz de transparencia y legalidad a la nueva representación— por un momento pareció que el fantasma de las elecciones perredistas hacía acto de presencia. Primero, de 26 miembros originales con derecho a voz y voto, se sacaron de la manga cinco nuevas representaciones para los propietarios más variopintos de la serranía protegida.


Tras esto, resultó que sólo 29 votaban, pues fue notoria la ausencia sospechosa de la Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Semades) —¿no los invitaron o se hicieron los dignos para no avalar a la Seder?— y la no tan extraña del Ayuntamiento de Tala. Cuando se depositaron los votos en la urna de cartón, se les perdió uno, y hubo que levantar manos para verificar que en realidad, desde el principio eran sólo 28.


El ganador obtuvo 22. García Chávez se curó en salud: primero aclaró que las cinco altas estaban previamente acordadas por todos los miembros del comité; después dijo que aun si esos cinco sufragios no se hubieran dado, Gámez Valdivia habría ganado de todos modos. Nada fue arbitrario ni caprichoso, para acabar pronto.


Como tampoco lo fue el hecho de que los tres candidatos —el cuarto, Salvador Cornejo, célebre por sus luchas a favor del ambiente en el nutrido municipio de Guadalajara, desertó— debieran exponer su programa de trabajo en apenas diez minutos, y se les impidiera debatir con los vocales, pues no estaba previsto en la inflexible «orden del día». Se supo que habían tenido tiempo de «cabildear» todos los días previos con cada miembro del comité, y así, qué caso había en abrir el debate en un momento tan crucial, cuando se debatía el futuro del gran bosque de la gran zona metropolitana. Detallitos.


Agapito Jara, coordinador de Los Colomos, suspiró tal vez ilusionado al exponer sus generalísimas —y no por notables— propuestas, pero Jorge Cano fue más franco o realista, y después de exhortar a los presentes a atreverse a transformar el área de protección de flora y fauna en un lugar productivo que dé larga vida a las tareas de protección, saludó al futuro director, como si no fuera a ser el favorecido por los designios misteriosos de la asamblea.


Gámez Valdivia hizo una presentación también muy superficial, demasiado cuidadosa de todos los intereses enclavados en el comité, pero más lucidora en tecnología, a la power point, como corresponde a un candidato con visión de triunfo. Y no se equivocó.


Sereno, amable y callado se mantuvo a una orilla de la amplia mesa de debates. Los propietarios, quienes creen llegada su hora de tomar el control tras 28 años de restricciones, sacaban propuestas y críticas aquí y allá: que los caminos deben ser restaurados para combatir los incendios, que se deben formar las nuevas brigadas apagafuegos, que se debe buscar el control de combustibles, que qué malo era un señor Mayorga que hizo del comité durante once años un «vertebrado gaseoso», que cómo será la nueva república primaveriana, para lo cual habrá hasta un Constituyente, como el del generalísimo Morelos, pues «un territorio nuevo conquistado requiere administración». Caray, a lo Julio César: Alea jacta est?


Acullá de la desmesura: La Primavera ya estrena un nuevo director, que tiene la oportunidad de su vida para demostrar que sus ideas, incluso las más heterodoxas, salvarán un patrimonio vital para la salud de una ciudad, razón por la cual se emitió el 6 de marzo de 1980 un decreto presidencial de protección.


Cómo lo logrará sin pelearse con tantos particulares que lo apoyan convenencieramente y que lo juzgarán con lupa, y frente a tantos críticos que señalan el desaseo del proceso de su elección, y lo que es peor, con un diseño institucional inadecuado en el gobierno de La Primavera, que puede hacer tronar a más directores; todo eso conforma su desafío. Modesto, se comprometió: «Responderé con los hechos».

Redacción Verdebandera