Referencia en políticas sobre movilidad, promotor del BRT, visita Guadalajara con un discurso insistente: hay que diseñar ciudades para los peatones y para los vecinos más vulnerables.
Patricia Martínez – PÚBLICO
Enrique Peñalosa llegó a Guadalajara el sábado y desde entonces no ha parado. Su día se reparte en conferencias, reuniones con empresarios, políticos, un paseo en bicicleta… El único tiempo para beber agua es la que le sirven en los podium donde se para. Ayer, por la mañana mientras daba una conferencia a servidores públicos, les mostró una foto de una arbolada cañada en Zapopan: había una gran mansión blanca, vecina de otra y otra. “Me imagino aquí un gran vía peatonal… habría que tirar estas casas…”. En la sala se rieron. Peñalosa respondió: “Acuérdense que el interés general debe privar sobre el particular: ¿por qué, si a gente pobre le compran sus casas para hacer autopistas, no podemos comprar éstas para espacios públicos? Una ciudad bien hecha para peatones genera dinero”.
Dice que debemos construir la ciudad donde queremos vivir. ¿Cómo soñó Bogotá antes de ser alcalde?
La realidad es que tenemos retrocesos, pero quiero una ciudad que satisfaga esas necesidades del ser humano de caminar, de estar con gente; donde haya abasto cerca de la vivienda, para que la gente pueda ir a comprar pan o leche, con parques, campos deportivos, red de ciclovías, con un excelente sistema de trasporte masivo. Una ciudad diseñada para las necesidades de los ciudadanos más vulnerables, para disfrutarla, para gozarse.
Casi siempre la referencia de modelo de ciudad son las europeas, pero usted habla de ciudades de América Latina. ¿Qué puede permitir su transformación?
La necesidad de estar con más gente, pero algo que nos falta es tener una ciudad más igualitaria. Creo que el uso de la bicicleta tiene que ver mucho con la igualdad: se usan más las bicicletas cuando hay igualdad y cuando se usan las bicicletas se construye igualdad. Es un tema muy importante que no puede minimizarse.
“Tomar decisiones impopulares”. Usted lo sugirió a nuestros políticos. ¿Cómo se les convence de hacerlo?
Claro, cuando digo todo esto parece muy obvio y muy sencillo, pero es difícil hacerlo porque hay un conflicto con el carro. El auto se traga el espacio y los recursos de la ciudad; si uno no lo controla, hay que tener mucho cuidado de que no nos devore. En nuestra ciudad, la mitad que tiene carro son los que tienen poder económico y político, y bajarse del auto implica cambios en la manera de vivir; eso permitiría que se integren los más ricos con los más pobres en espacios públicos y ellos, en principio, rechazan eso: ése es el gran obstáculo. Hay un conflicto por el espacio y los recursos.
Creo que recuperar los espacios peatonales tiene un potencial rentable: hay que hacerlo aunque la gente proteste al principio, pero, para que la ciudad tenga espacios peatonales excelentes, tiene que tener transporte público excelente, y eso tiene que ver con tener una ciudad más densa y apretada. El conflicto es de clase, de alguna manera.
¿Los ciudadanos podrían garantizar la continuidad de un proyecto de ciudad?
Claro. Un poco el problema fue que el TransMilenio está asociado conmigo y, si querían atacarme, atacaban el sistema TransMilenio. No se por qué son tan primarios de pensar que un Metro va a solucionar los problemas: los que más piden Metro son los de estratos altos, los que no tienen la mínima intención de subirse al Metro, pero creen que así van a echar a los pobres bajo tierra y no tendrán la competencia de los camiones. Allá no teníamos, como acá, asociaciones de ciudadanos organizados; allá el gobierno propuso las cosas e intenté promover y financiar organizaciones de jóvenes que promovieran el rescate de espacios peatonales y el uso de la bicicleta, para promover la concientización ciudadana. Hasta los empresarios estaban en contra o en neutral, pero nunca defendiendo el tema, como ocurre acá. Nos falta más de las organizaciones de la sociedad civil que defiendan estos procesos más democráticos.
¿Cómo se inicia la transformación de una ciudad?
Con una visión de lo que debe ser una ciudad o un proyecto. Lo ideal sería que fueran muchos pequeños proyectos, en el barrio, en una cuadra, en una manzana y con un sueño: todo comienza con un sueño. Lo que fue la semilla de todo en Bogotá fue la ciclorruta del domingo, como creo será en Guadalajara: la Vía RecreActiva es un rito que expresa que el ser humano es más importante en la ciudad, es la reconquista de su espacio urbano, adicionalmente es un ejercicio de integración social. Creo que es algo muy poderoso.
De todo el cuento y toda esta revolución, se trata de hacer algo muy sencillo: hacer una ciudad alrededor de las necesidades de los seres humanos y de los más vulnerables.
– Disparos
Ante la foto de una zona residencial
• “¿Por qué, si a gente pobre le compran sus casas para autopistas, no podemos comprar éstas para espacios públicos? Una ciudad bien hecha para peatones genera dinero”