Uno de los pozos en proceso de ser sellados. Cerrarlos puede ser positivo, dicen expertos; la pregunta es qué pasará con los otros pozos. Fotos: Iván García
Cierra dos pozos “por seguridad”, pero quedarán diez con la misma antigüedad; el proceso jurídico ante la Semarnat genera dudas; ¿es el fin del proyecto geotérmico o lo reactivarán?.
Agustín del Castillo _ PÚBLICO
Si la Comisión Federal de Electricidad (CFE) cierra actualmente dos pozos geotérmicos de su campo de Cerritos Colorados, en La Primavera, “como medida de seguridad y preventiva” ante el riesgo que generan las instalaciones 20 años después, ¿por qué no cierra los otros diez, que son igual de viejos?
Más preguntas: ¿Por qué la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales permitió que las obras de sellado de pozos se hicieran sin manifestación de impacto ambiental? ¿Por qué no se informa a la sociedad del estado físico y los riesgos de todo el campo geotérmico? ¿Cuál es la opinión de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas sobre estos trabajos? ¿Habrá un programa de abandono y remediación de los impactos ambientales ocasionados desde hace más de dos décadas en la zona?
Pero, sobre todo, ¿cuál es el plan que trae la paraestatal para su proyecto de geotermia en el área protegida: el cierre definitivo o la reactivación futura?
Éstos son cuestionamientos que se hacen, ante las novedades que dio a conocer Público ayer, tres científicos que conocen el área de protección de flora y fauna desde sus respectivas experiencias, responsabilidades y disciplinas: Arturo Curiel Ballesteros, coordinador de la primera propuesta de plan de manejo de La Primavera, investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la UdeG y representante en Mesoamérica de la Unión Mundial de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en Inglés); Raquel Gutiérrez Nájera, directora del Instituto de Derecho Ambiental (Idea) y académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UdeG, y Miguel Magaña Virgen, con larga trayectoria en el sector ambiental público, hoy investigador del CUCBA y titular en la materia de impacto ambiental.
Los tres coinciden en que cerrar pozos, ante posibles derrames accidentales, puede ser positivo para no dañar más al bosque.
“Hay allí, sin duda, una condición de riesgo, porque puede haber accidentes por la corrosión de las tuberías y una eventual pérdida de control de los derrames, y eso llevaría a la superficie del bosque boro y arsénico, que ya en el pasado provocaron contaminación de los suelos […] Creo que es una buena noticia la disminución del riesgo, pero es una buena pregunta saber qué pasa con los otros pozos”, señala Curiel Ballesteros.
Recuerda que no todos los pozos de la explotación original en Cerritos Colorados tenían salida de vapores, “y creo que han considerado que donde sí se tiene es donde se tendrían más riesgos”. Señala que en el pozo nueve, uno de los dos a sellar, se tuvo en el pasado un problema con los lodos que se salieron de control; la ubicación de esa extracción, en la parte alta de la microcuenca, hacía potencialmente más dañina una emisión; “si estamos hablando del mismo pozo, me parece que la medida de cerrarlo es positiva”.
No obstante, “lo que sí nos debe quedar muy claro es qué va a pasar a fin de cuentas con el proyecto, es una pregunta a resolver”.
Subraya que la presunta potencialidad del yacimiento en la generación de energía por 75 megawatts ha sido desmentida, y que la relación costos-beneficios es desproporcionada en cuanto a los costos, sobre todo ambientales.
Lo correcto, agrega, es cerrar en definitiva los campos y cambiar la zonificación del programa de manejo, de una “zona de aprovechamiento especial” actual a una de “restauración ambiental”, pues prevalece la contaminación de los suelos con boro y arsénico y la reforestación no ha sido la más adecuada, pese a que la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) “se atrevió” en el pasado reciente a certificar la calidad ambiental de los trabajos de la CFE. Otro aspecto donde pudiera haberse generado contaminación pero ni siquiera se ha investigado es en relación con los mantos de agua subterráneos, puntualiza.
Lo jurídico
Por su parte, Raquel Gutiérrez Nájera opinó del aspecto jurídico del tema.
“Las actividades autorizadas no deberían presentar evaluación de impacto ambiental […] porque el reglamento federal, en su artículo seis, alude en su párrafo cuarto a que las obras de ampliaciones, modificaciones, sustitución de infraestructura, rehabilitación y el mantenimiento de instalaciones relacionadas con las obras y actividades […] podrán ser exentadas de la presentación de MIA, cuando se demuestre que su ejecución no causará desequilibrios ecológicos ni rebasará los límites y condiciones establecidos en las disposiciones jurídicas relativas a la protección al ambiente; los promoventes darán aviso a la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental [DGIRA] de la Semarnat y ésta les responderá si necesitan someterse o no al procedimiento…”.
• Sobre esta barranca hay varios pozos, y por lo tanto es susceptible de contaminarse en caso de accidente.
Sin embargo, “toda vez que las obras a realizarse son en un área natural protegida, la DGIRA debió, en los términos del artículo 94 y 95 del Reglamento en materia de áreas protegidas, dar vista a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, la cual debería elaborar un predictamen de congruencia de la solicitud con el Decreto de Protección, el Programa de Manejo y las leyes aplicables, para una vez desahogada, emitir su resolución al respecto”.
A su juicio, si la intención es cerrar el yacimiento, se debe hacer un plan de abandono y remediación, donde se establecería el trabajo de restauración ambiental, del cual la CFE debe hacerse responsable por haber causado el daño.
En caso de que se pretenda replantear la explotación geotérmica, advierte: “Debe ser con la modalidad regional, porque esto genera una afectación a todos los ecosistemas […] me parece que es posible que sea estrategia de la CFE, ya que, independientemente de que les negaran la autorización en 2006, pueden presentar otra manifestación. Y claro que ésta debe abrirse a consulta pública y someterse a opinión de la Conanp”.
Señala que, por lo pronto, “no acaban de explicar muy bien en qué consiste esa medida de seguridad que lleva a cerrar dos pozos, y si hay riesgo por ser instalaciones viejas, por qué no se aplica la misma medida a los otros diez pozos”.
Discrepancias
Miguel Magaña Virgen opina distinto a Gutiérrez Nájera en el tema de la necesidad de una manifestación de impacto ambiental. “Yo destaco que la CFE nunca obtuvo autorización en la materia, entonces incumple con lo que dice la ley, que para eximir del procedimiento se debe tener una manifestación autorizada […] Me parece que el hecho de que la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección del Ambiente haya sido promulgada después de comenzado el proyecto de la geotermia no exime de solicitar una manifestación, pues la no retroactividad de la ley aplica sólo para las sanciones”.
Dice que, como en 2006 fracasó la tentativa de obtener autorización por la CFE, sigue el campo geotérmico sin permiso en la materia. “Si el caso fuera la urgencia, no se habrían demorado de agosto de 2007 a enero de 2008 en realizar las obras de cierre de los pozos”.
La irregularidad, estima, es provocada por la Semarnat y no por la CFE. “Además, falta la opinión de la Conanp, que es la instancia que debe autorizar por ser un área protegida”.
Luego viene un cuestionamiento a la presunción de que las obras en los pozos PR-9 y PR-12 sólo afectan las plataformas de éstos. “Las tuberías de 1.5 kilómetros revelan que van más allá de allí”. Tampoco se explica de dónde se trae tanto volumen de agua, otro impacto ambiental no analizado. “No digo que las obras sean malas, digo que en realidad no sabemos, porque no se estudió, si habrá impactos ambientales negativos o positivos”.
Sí busca reabrirlo
• La discusión sobre las intenciones de la CFE en torno al yacimiento geotérmico de Cerritos Colorados, en La Primavera, no está clara. Pero no faltan voces del ámbito gubernamental o académico que aseguran que ya prepara la empresa una nueva Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) en la modalidad regional, con el propósito de revertir el fracaso de su trámite anterior, que fue desechado por la Semarnat en agosto de 2006.
Mientras el estudio de ese entonces lo hicieron investigadores de la UdeG, el actual es realizado por expertos de la propia paraestatal. ¿Cómo se liga esta intención con el aparente contrasentido de cerrar dos pozos? Que se intensificaría la producción en los pozos restantes y se dejarían clausurados los que resultan problemáticos, por la amenaza de derrama de sustancias peligrosas hacia el bosque. El tiempo dirá si esa apreciación es la correcta.
• Un camino en Cerritos Colorados. El impacto ambiental es una de las dudas que la CFE no ha aclarado.
– Claves
Geotermia en La Primavera
• Según datos de la CFE, la generación de energía geotérmica ahorra el uso de hidrocarburos que se requiere en otras formas de generación de electricidad. El yacimiento del bosque La Primavera daría 75 MW, equivalentes a 12 por ciento de la energía que consume la zona metropolitana de Guadalajara
• Hay allí enterrada una inversión de 40 millones de dólares; a lo sumo se requiere otro tanto para echar el proyecto adelante. La geotermia no quema combustible; el bióxido de carbono que emite una planta es apenas la quinta parte de una termoeléctrica
• El costo de la geotermia es menor al costo de la generación de electricidad con fuentes convencionales. La Primavera ya pagó el grueso de los costos ambientales en el pasado, el impacto sobre el bosque sería menor, argumentó la CFE en su manifestación de impacto ambiental, rechazada en 2006
• Sin embargo, para la comunidad científica, la duración del yacimiento de La Primavera está en una perspectiva de 20 años, demasiado poco para el costo ambiental a pagar. El problema esencial de la crisis de energía son patrones de consumo excesivos, algo que no se combate: sólo llevar más energía, como también sucede con el agua
• La Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente (Fecon) ha señalado que la geotermia ocasiona: “1. Destrucción importante de bosque natural por construcción de caminos de acceso, explanaciones para perforaciones o estructura y botaderos de escombros. 2. Afectaciones significativas a la fauna silvestre, al alterarse sus rutas de desplazamiento natural o afectarse áreas de reproducción de las especias que habitan el área o migran hacia ella
• “3. Posible contaminación de quebradas [barrancas] o ríos por desechos de las perforaciones o por derrame de lubricantes o combustibles. 4. Reducción de caudales en ríos o quebradas por utilización de agua para perforaciones, construcciones o para la operación de la planta. Afectaciones a los acuíferos subterráneos […]”
• “5. Erosión de suelos y contaminación de cauces por sedimentos arrastrados desde las construcciones. 6. Afectaciones a la flora y fauna por contaminación con H2S [ácido sulfhídrico] y otros contaminantes durante la fase operativa del proyecto. Afectaciones a la fauna por altos niveles de ruido
• “7. Muerte de animales silvestres por atropello causado por vehículos y maquinaria. 8. Pérdida de belleza escénica. 9. Afectaciones o destrucción de atractivos geotérmicos como hornillas, aguas termales, volcanes de lodo. 10. Posibles afectaciones a las comunidades vecinas a los parques por ruido, contaminación y cambios socioculturales”