«Una perfecta pendejada, que alguien quiera beber líquido del Santiago»
Mauricio Ferrer – LA JORNADA
Lo que no hubo: «no hubo abuso sexual, no hubo rastros de violencia intrafamiliar, no hubo opio, ni mariguana, ni nada de eso». Lo que sí hubo: el deceso de un niño de 8 años que cayó al río Santiago en enero pasado al que «penetró agua que está muuuy contaminada, a los pulmones, al estómago y entonces ésa fue la causa de la muerte».
Así resumió el titular del Servicio Médico Forense de Jalisco (Semefo), Mario Rivas Souza, el hecho que llevó a Miguel Angel López Rocha a la muerte el 13 de febrero pasado luego de una agonía de 19 días en estado de coma. La causa de la muerte del niño: intoxicación por arsénico, entre 4 y 10 veces una cantidad mayor que recorría por su organismo, según los estudios hechos también por la fundadora del Instituto de Toxicología de Jalisco, Luz María Cueto Sánchez, el mismo día 13 de febrero pocas horas antes de la tragedia.
Al final, un paro cardiorrespiratorio, una falla múltiple orgánica y la intoxicación por el metal acabaron con la vida de Miguel Angel.
Ayer, La Jornada Jalisco reveló de una «contraofensiva» mediática del gobierno del estado para acallar lo evidente: el río mató al niño. Abusos sexuales, violencia intrafamiliar y hasta un envenenamiento, abrieron una línea de investigación en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Jalisco (PGJE) que apuntaban a la madre del infante.
Rivas Souza (Guadalajara, 1923), uno de los más destacados forenses a nivel nacional aseguró que al menor no se le encontraron huellas de violencia ni abuso e incluso descartó drogas en el niño versión que se había dado al inicio de este hecho en el Hospital General de Occidente (HGO). El galeno que desvistió al mismo cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo cuando lo acribillaron en 1993, fue quien aseguró «que le habían disparado de frente» al religioso.
Con tantas declaraciones de las autoridades en los medios de comunicación o como la del coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco el pasado miércoles de que se echaba «un buche» de las aguas del Santiago para demostrar que no estaban contaminadas, Rivas Souza, directo como las balas que apuntan a los cuerpos que tantas veces ha revisado, no le quedó más que decir: «yo nunca había oído una pendejada tan grande como esta ¿qué sabe este cabrón de eso?».
En una conversación que sostuvo con el presidente de la Fundación de Niños Desaparecidos (FIND), Juan Manuel Estrada y con La Jornada Jalisco, Rivas Souza, aseguró que las investigaciones de la Semefo en este caso, son contundentes: la contaminación envenenó al niño.
Le voy a dar mi opinión particular: era un grupo de niños que estaba jugando y uno de ellos aventó a la criatura al agua. Pienso que la criatura se golpeó en una piedra y perdió momentáneamente el conocimiento; al perder el conocimiento penetró el agua, que está muuuy contaminada, a los pulmones, al estómago y a todo el organismo, entonces ésa fue la causa de la muerte, afirmó Rivas Souza.
Están señalando que no saben la causa y que ellos piensan que el origen no es la contaminación, le dijo Estrada.
Ahh, pues que el cabrón se tome el vaso de agua que dijo que se quería tomar, que se tome el vaso de agua que se quiere tomar, a ver si se lo toma y no vomita, añadió el médico.
En la autopsia, ¿no hay otros elementos?, preguntó el presidente de FIND.
Hay elementos nocivos en pulmón, en corazón, en riñón, en todos lados pero eso es por la cantidad de líquido que entró a la cavidad abdominal, a la cavidad del cuerpo humano de la criatura.
Y el niño ¿presenta maltrato físico o algo?
Yo no lo encontré, no le encontramos ningún maltrato físico.
Perfecto doctor, con eso me da gran tranquilidad y seguridad por que es en la única persona en la que confiamos, es la única persona honesta, elogió Estrada al forense.
Bueno, es que yo procuro, en primer lugar, decir lo que pienso y en segundo lugar, pues no decir lo que no pienso. Yo pienso que el mecanismo de la muerte de esta criatura fue meramente un accidente ¿o no piensa usted eso?».
Sí señor.
¿O qué piensa sinceramente?.
Yo pienso lo mismo, dijo Estrada.
Se han corrido diferentes versiones al interior incluso, del gobierno del estado, de una posible violencia intrafamiliar, intervino el reportero.
¿Violencia intrafamiliar?, dijo asombrado Rivas Souza.
Es lo que ha circulado al interior del gobierno del estado incluso hasta de abuso sexual, añadió el reportero.
A mí me da risa. En primer lugar, no tenía ningún abuso sexual, no había ningún abuso sexual, y en segundo lugar, lo que tenía, lo ocasionó el líquido que le entró a las vísceras del organismo, pero ¿cuál fue la razón?
Pienso que al chiquillo lo aventó otro chiquillo jugando, y que éste perdió el conocimiento por que se golpeó en una piedra, momentáneamente, y al perder el conocimiento entonces no se tomó un vaso de agua como quiere este cabrón que se lo haya tomado, comentó el experto.
¿Cuánto debió haber tomado este chiquillo?».
Pues mucho.
¿Qué elementos se encontraron en todo el organismo?».
Bueno, aquí viene en el periódico, dice mientras hojea las páginas de un diario local. Y es de la universidad, mire, y enseña la información.
Sí, es sobre los estudios que sacó la universidad (en 2004). Me da usted mucha tranquilidad doctor, añadió Estrada.
Es que, el río, es una porquería de río, quién le puede quitar todas las sustancias tóxicas. ¿Usted cree que se las pueden quitar en ocho días? A mí me parece que no, dijo Rivas Souza.
Las declaraciones que hizo este presidente de los industriales, ¿cómo lo toma usted doctor?
¿Qué les parecen a ustedes?
Una pendejada, contestó Estrada.
Una pendejada en pretérito perfecto, una perfecta pendejada. Yo nunca había oído una pendejada tan grande como esta ¿qué sabe este cabrón de eso? Eso está como cuando mataron al cardenal, el procurador de allá del Distrito Federal diciendo que los balazos se los habían dado por la espalda, se los dieron por delante, yo lo desvestí, yo sé por dónde se los dieron y este cabrón está igual, ¿no le parece a usted?, dijo ya en un tono molesto el médico mientras se inclinaba hacia sus conversadores.
Totalmente, añadió el presidente de FIND.
¿O dígame si yo le estoy diciendo alguna mentira?, retó Rivas Souza.
No doctor, por eso le dije ayer que hablé con usted en que es la única persona en que confiamos, usted tiene calidad moral de decir las cosas como son, sobraron los elogios del activista hacia el médico.
Pues sí tengo calidad moral. Porque yo nunca me he atrevido a decir una mentira en una cosa de estas. Le voy a platicar otra cosa: un día hubo un accidente de una camioneta con federales, hace tiempo, hace tres o más años. Me los trajeron aquí, salieron borrachos. Luego vino un oficial de la décimo quinta zona militar a decirme que me decía el jefe de la zona que quitara el estado de ebriedad. Le dije: me da vergüenza que el jefe de la zona me esté pidiendo que le quite el estado de ebriedad, dio media vuelta y se fue porque nunca me he prestado a ninguna sinvergüenzada, nunca, nunca me he prestado a una sinvergüenzada, aseveró el forense.
Oiga doctor, se habló de una septicemia también, intervino el reportero.
Bueno, la septicemia se debió a las sustancias tóxicas que le entraron, del río podrido completamente y entonces entra la septicemia.
Fue de la única forma, ¿no cabe la septicemia por violencia intrafamiliar ni nada, queda descartado?
Absolutamente descartado. Nosotros no encontramos ninguna huella de violencia física familiar. A mí me ha dado risa tantas cosas que dicen aquí (señala el diario) los periódicos, por aquí lo vi. Por aquí vi la nota de la universidad: ‘Altos índices de contaminación’, y si usted quiere tomarse un vaso de agua, como dice este cabrón, con esto tiene para morirse y de ahí se deriva una septicemia, me explico, mire aquí dice, esto es cierto, ‘el río Santiago presenta altos índices de contaminación por metales pesados, particularmente plomo, cromo, mercurio, cobalto y arsénico’, concluye el estudio para la caracterización de todos los ríos Verde y Santiago y ahí sigue toda la cosa de la contaminación que tiene el río. ¿Quién puede negar esto? Por más pendejo que sea yo, no pueden decir que el doctor Rivas está pendejo porque digo que está contaminado.
Habían dicho en un momento que el niño se drogaba.
-No salió ni opio, ni mariguana, ni nada de eso, afirmó el especialista.
La autopsia que aún no llega
La autopsia 337/08 que se le realizó a Miguel Angel López Rocha aún no está en poder de la familia, así lo relató a La Jornada Jalisco Juan Manuel Estrada, quien ha llevado el caso ante la propia Procuraduría General de la República (PGR) y a la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
El estudio se los darán «el lunes, el martes, es lo que nos han dicho», comentó el presidente de FIND.
Del número de acta de la autopsia se sabe por el acta de defunción, de la cual posee una copia La Jornada Jalisco, cuyo número de folio es el 080116038.
«Enfermedad, lesión o estado patológico que produjo la muerte: Falla orgánica múltiple secundaria a intoxicación por agente químico a determinar», según la primera parte del acta.
«Otros estragos que contribuyeron a la muerte, pero no relacionados con la enfermedad que la produjo: septicemia», reza la segunda parte del documento.
De igual forma, La Jornada Jalisco posee una copia de la primera declaratoria de la madre, María del Carmen Rocha Mendoza, ante la Procuraduría General de Justicia del Estado el 13 de febrero a las 22:30 horas.
En el documento la madre detalla cuando su hijo llegó a casa mojado de cabeza y pies, y de cómo empezó a sentirse mal el niño hacia la madrugada del día 26 de enero, de cómo inició la diarrea y el vómito constante hasta que el niño cayó en coma en el HGO ese mismo día.
Ayer, en la colonia Bonito Jalisco, el descontento continúa haciéndose presente con calcomanías en contra de la contaminación del río en los ventanales de las casas vecinas a donde vivía Miguel Angel.
Trascendió entre los vecinos del lugar que la policía se había llevado a dos menores días atrás para interrogarlos así como la presencia de un abogado que manifestó «querer hablar a solas con María del Carmen».
«Aquí no se la van a llevar», dijo una de las vecinas quien agregó que María del Carmen siempre fue «buena madre» con el pequeño.
Ayer, ante distintos medios de comunicación, María del Carmen pidió sólo justicia. Raúl, el tutor del niño, callado, ayer habló más que su esposa: «el gobierno nos está acosando. Están diciendo que ella envenenó a nuestro hijo. Eso es una calumnia, es un absurdo. El niño era muy sano, estudiaba, jugaba. Le inventaron cosas, que era drogadicto, muchas barbaridades».
Barbaridades a las que calificó el mismo Rivas Souza como «perfectas pendejadas».