El sucio río Santiago, a su paso por El Salto. Antes de entrar en coma, Miguel Ángel dijo que cayó al agua. Foto: Humberto Muñiz
Vanesa Robles/Maricarmen Rello/Rubén Martín
El Hospital General de Occidente (HGO) y la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ) ocultaron como diagnóstico del niño Miguel Ángel López Rocha la intoxicación por metales pesados. Lo hicieron a pesar de que en el expediente clínico del pequeño, así como en la solicitud para encefalograma del 29 de enero pasado (de la cual Público posee copia), se hace mención explícita a esta causa como motivo de su ingreso al hospital público.
«Deshidratación, diarrea y crisis convulsivas + intoxicación por metales pesados». La anotación, fechada el 29 de enero pasado, forma parte del expediente de Miguel Ángel, el niño de ocho años que cayó al río Santiago cuatro días antes. Es decir: los pediatras que atienden al pequeño tenían fuertes sospechas de la presencia de plomo en la sangre del menor antes de que su jefe, el secretario de Salud de Jalisco, Alfonso Gutiérrez Carranza, declarara, el 31 de enero, que quizá el menor entró en estado de coma porque se golpeó la cabeza, y los días posteriores distintas instituciones gubernamentales insistieran en la teoría de que Miguel Ángel consumía enervantes y culparan a su madre de cuidarlo mal.
La otra novedad: los exámenes de sangre han descartado la versión del niño adicto, admitió el director del Hospital General de Occidente (HGO), Enrique Rábago Solorio.
Hasta ayer, Miguel Ángel seguía en estado de coma, grave tirándole a peor. Lo último que le dijo a los pediatras fue que se cayó al río Santiago. Pero los diagnósticos oficiales se inclinaban a la historia de las adicciones por lo menos en la versión oficial: ayer, el periodista Juan Carlos Partida publicó que los medicamentos que se suministran al niño en el HGO son para eliminar plomo del organismo.
Uno de los documentos en poder de este diario es una orden para un encefalograma, fechada el 29 de enero de 2008. Ahí se anota: «PB. Intoxicación por metales pesados». Por cierto, los encefalogramas han arrojado que Miguel Ángel sigue vivo, pues su cerebro se mantiene con actividad eléctrica. Vivo, pero al borde de la muerte: «no percibe estímulos» externos. Más adelante se afirma: «Deshidratación y diarrea. Crisis convulsivas + intoxicación por metales pesados».
Enrique Rábago Solorio explicó ayer que «PB» significa «probable», pero los resultados definitivos estarán listos la próxima semana.
Aceptó que a Miguel Ángel se le suministran medicamentos conocidos como agentes quejantes, que provocan que los metales pesados se adhieran a la orina, para ser desechados por esa vía, pero, justificó, la intoxicación era una parte del diagnóstico y había que actuar a tiempo.
Lavado de manos
Entrevistado sobre este tema, ayer el secretario de Salud, Alfonso Gutiérrez, indicó que «si alguien cometió una negligencia tendrá que pagarla», pero, a la par, se le ocurrió que los médicos del HGO, mejor conocido como hospital de Zoquipan, decidieron administrarle el tratamiento a Miguel Ángel en un intento por salvarle la vida y no esperar los resultados de los exámenes que confirman la presencia de los tóxicos. «Yo no tenía conocimiento [de esta prescripción]. El expediente todavía hasta anteayer [5 de febrero] no tenía tratamiento. Creo que el cuerpo colegiado de médicos especialistas tomaron la decisión, en lugar de esperar; ellos toman sus decisiones como profesionistas de la salud», indicó, tras agregar que es un intento «por salvar la vida del niño y están haciendo todo lo posible».
¿Por qué desde un principio no se dijo, si lo sabían, que había metales en la sangre?
Las copias que yo tengo del expediente es que el niño tenía un traumatismo encefálico y ellos [los médicos] estaban atribuyendo ese coma a una hemorragia que, tomográficamente, todavía existe yo no voy y reviso los expedientes de cada hospital. A mí me pasan información cuando [se da] un caso como éste, tan lamentable.
Dijo, sin embargo, que respeta la decisión de los médicos, y advirtió que si «hay una negligencia finalmente se actuará, pero si el niño ha sido bien manejado y por alguna razón no dieron una información, que ni yo mismo como secretario conocí habrá que pedirles cuentas de por qué lo hicieron».
En repetidas ocasiones las autoridades, tanto del HGO como el propio titular de la SSJ, desviaron la atención del cuadro clínico del niño a otras causas. El director del nosocomio, Enrique Rábago Solorio, señaló el 1 de febrero que el pequeño pudo caer al río, pero podría haber consumido algún derivado del opio. Ese mismo día, entrevistado en el I Informe del gobernador Emilio González, el secretario de Salud informó que el menor ingresó al HGO por un traumatismo en la cabeza cuando días antes de las declaraciones de ambos, en el hospital ya habían recetado a Miguel Ángel medicamento que tiene una prescripción específica para intoxicación por metales pesados. Que no le administraron de inmediato (ver nota anexa).
La madre de Miguel Ángel, María del Carmen Rocha, declaró a este diario que, desde los primeros exámenes a su hijo, los médicos del HGO le informaron que la plasma estaba contaminada con metales pesados. En el mismo hospital, la pediatra María Teresa Martínez lo negó (Público, 2 de febrero) e insistió en que habría que esperar estudios. Ésta fue la postura oficial que se escuchó desde entonces y que ya se resquebrajó.
El tratamiento fue tardío
Una nueva queja, con carácter de urgente, se presentó ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) relacionada con el caso del niño Miguel Ángel López Rocha.
Esta queja fue presentada por el presidente de la Fundación FIND, Juan Manuel Estrada Juárez, luego de que vía telefónica una persona no identificada le pidiera la intervención a favor del menor de edad, asegurando que el niño «padece una intoxicación producida por metales pesados» y que, sin embargo, no se le administraron ni el tratamiento ni los fármacos adecuados.
La versión del informante es que se extendió una receta para que, con sus propios recursos, la familia del niño consiguiera los fármacos para el tratamiento de este tipo de intoxicación, pero, al ser éstos de distribución restringida, no los consiguieron.
Estrada Juárez solicitó a la CEDHJ dictar «urgentemente» medidas cautelares para que médicos de esta comisión se trasladen al Hospital General de Occidente, dependiente de la Secretaría de Salud Jalisco, a verificar el estado de salud de Miguel Ángel, los análisis y estudios que se le han realizado, así como el tratamiento que se le ha administrado desde el 26 de enero pasado. Hasta ayer, la CEDHJ no había emitido medidas cautelares.
«Todavía no me dicen qué tiene»
(Rubén Martín)
Han pasado trece días desde que María del Carmen Rocha Mendoza llegó con su hijo Miguel Ángel López Rocha, de ocho años, al Hospital General de Occidente (HGO) con un grave cuadro de intoxicación. Y en este tiempo la angustia de la familia crece debido a que todavía las autoridades del hospital no le dicen cuál es la causa de que su hijo esté al borde de la muerte.
Cuando se le pregunta hijo, responde: «Todavía no me dicen lo que tiene porque van a ver cuál fue la causa, hasta el lunes», declaró a Radio Metrópoli ayer.
María del Carmen Rocha llegó al HGO después de que su hijo fue atendido en una Cruz Verde. Lo presentó creyendo que se trataba de una deshidratación. Pero en apenas unas horas fue testigo de cómo Miguel Ángel se debilitó, en medio de un cuadro extremo de vómitos y diarrea.
En lugar de responder lo más pronto posible sobre las causas que tienen a Miguel Ángel en estado de coma, las autoridades se han dedicado a filtrar datos que pretenden desvirtuar el testimonio de la madre. Se ha dicho que Miguel Ángel está en coma porque se golpeó la cabeza, que posiblemente se drogaba e incluso que sufría violencia doméstica extrema. La madre niega el uso de drogas y la violencia en su hogar. En su anterior matrimonio, que terminó hace más de cinco años, ella era golpeada, pero no su hijo, cuenta.
Ella cree que la situación del niño se debe al agua que bebió cuando fue aventado al río. Eso ocurrió cuando jugaba con amigos de su edad y lo incitaron a tomar y comerse una flor en el borde de éste. En ese momento lo aventaron. Llegó a su casa y su mamá le pidió que se cambiara la ropa y los zapatos, que olían bastante mal. Después sobrevino el deterioro.
Su madre admite que el menor se golpeó la cabeza, pero cree que fue cuando se cayó dentro del baño de la casa, debilitado por la diarrea. Ahora otro hijo de María del Carmen Rocha, de menos de dos años, también presenta una grave infección en el estómago. Ella cree que se debe a la contaminación del río. Desesperada, como sólo puede estar una madre que teme por la vida de sus hijos, pide a las autoridades que resuelvan de una vez esa situación.