Por Sergio Hernández Márquez / Videos y Fotos: César Octavio Huerta y Sergio Hernández Márquez
15 de octubre de 2014.- La belleza de la Barranca del Río Santiago, al mirarla desde su parte más alta es imponente. Forma parte de uno de los corredores biológicos más importantes del país por el que van y vienen animales entre la costa del Pacífico y el occidente de México, en una muestra de diversidad genética, de flora y fauna, que se enriquece además con la cultura de los pueblos asentados en su entorno, habitantes que padecen las políticas públicas que promueven el crecimiento económico a costa de la devastación ambiental.
En la barranca y sus alrededores hay un área protegida que no se protege, una serie de basureros fuera de la ley, un centro turístico muerto por las descargas de lixiviados, nuevos fraccionamientos que descargan pestilentes aguas residuales sin control, árboles frutales que no sirven más, una enorme cascada de líquido sucio, dos pueblos destruidos por erróneas políticas públicas, y al fondo de todo ello, un Río Santiago que trae en su corriente un coctel con no menos de 1090 productos contaminantes documentados por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) que no se sabe cuándo dejarán de fluir aguas abajo, rumbo a la zona de manglares en la costa del Océano Pacífico.
El área del conflicto socioambiental es muy amplia, unas 54 mil hectáreas tan solo en los alrededores del Área Metropolitana de Guadalajara que alguna vez se tuvo la intención de proteger por el Gobierno federal; pero en el territorio que abarca el municipio de Zapopan, entre las carreteras que van a Colotlán y a Saltillo, formando un área de casi 15 mil hectáreas, los ejemplos de degradación bastan para mostrar un escenario que se multiplica a lo largo y ancho de este ecosistema, que muere poco a poco en el olvido institucional.
La situación no va bien, y la padecen de forma directa las comunidades (Huaxtla, Milpillas, San Lorenzo, Ixcatán, San Estebán, La Soledad, Paso de Guadalupe, Ex Hacienda del Lazo y San Cristóbal de la Barranca), que forman los llamados Pueblos de la Barranca, comunidades orgullosas de su legado que comparten historia y la hermosura natural que los rodea.
Sólo a través de la movilización social, con el bloqueo al basurero Picachos, han logrado que la autoridad se comprometa a iniciar acciones para frenar la degradación ambiental. El 30 de abril de este 2014 se reunieron representantes del Ayuntamiento de Zapopan, las secretarías de medio ambiente estatal y federal y afectados ambientales, entre otros, donde se dio a conocer que en un periodo de año y medio podría estar dentro de norma el basurero de Picachos, uno de los principales focos de contaminación.
Pero ese no es el único problema y las autoridades lo saben. Las siguientes son pequeñas historias que muestran el por qué, de forma frecuente, habitantes de los Pueblos de La Barranca se movilizan para exigir la aplicación de la ley, esperando justicia ambiental.
* 1 Picachos, el basurero ilegal
Uno se llama Picachos, otro Hasars y uno más Copalita. Son los tres basureros que están en la parte alta de la cuenca del Río Santiago, en territorio de Zapopan, que de forma constante vierten sus descargas contaminantes aguas abajo matando arroyos, cultivos, ganado, y la forma de vida de quienes viven en su zona de influencia.
Pichachos es el basurero del Gobierno municipal de Zapopan que está en operación desde el año 2000, el cual no cumple con la legislación ambiental vigente que regula los sitios de disposición final de residuos sólidos municipales, (la Norma Ambiental Mexicana 083-Semarnat-2003). Zapopan le encontró solución a su problema: un amparo le permite funcionar recibiendo a diario 1500 toneladas de residuos de los habitantes que pueblan el municipio que más recursos públicos ejerce en Jalisco, 4 mil 850 millones sólo en 2014.
Ahí en Picachos la ilegalidad está a la vista de todos, y todos los días. Cerca de 200 pepenadores esperan pacientemente, dentro del basurero, la llegada de cada uno de los 170 camiones recolectores municipales que vierten sus desechos en la celda acondicionada para tal fin, toreando la maquinaria pesada con la que se acomodan las montañas de basura, en un escenario de riesgo de un accidente mortal.
Los pepenadores son cobijados bajo las siglas de la CTM y la CROC, quienes son tolerados por el Ayuntamiento dentro de las instalaciones, a pesar de ser una situación prohibida en la Ley Estatal de Residuos en su artículo 71 que dice a la letra:
Queda prohibida la selección o pepena de los residuos en los sitios destinados para relleno sanitario».
En Picachos el problema de los pepenadores estaba controlado, pero días antes de que Juan Sánchez Aldana dejara de ser presidente municipal, de Zapopan, en diciembre de 2009, les permitió a los sindicatos que entraran al basurero y de ahí no ha habido administración municipal que se atreva a sacarlos.
Para facilitarles la labor, el área de Resiuos Sólidos Municipales, que administra Picachos, permite a los pepenadores que puedan meter camionetas a cargar la pepena.
* 2 La planta de lixiviados, dinero a la basura
Dentro del basurero de Picachos se encuentra una planta de tratamiento de lixiviados, ese líquido residual viscoso color café que emana de los cerros de basura y que por lo regular termina en los arroyos que van hasta el Río Santiago.
La planta tiene tecnología de punta a nivel mundial. Fue construida por la empresa BioDaf Water Technology con la misión de transformar hasta 6.34 litros de un líquido residual pestilente, -con hasta 36 mil partes por millón de Demanda Química de Oxígeno (DQO) – en agua clara lista para verterse al ecosistema sin generar contaminación -dejándola en 60 partes por millón de DQO-, para lo cual se pagaron 18 millones 300 mil pesos en la infraestructura.
Su operación dio inicio el 25 de enero de 2012, hace ya más de 2 años y medio. Pero su funcionamiento no ha sido ni siquiera cercano al ideal, por la falta de los suministros necesarios. El proceso de limpieza de lixiviados es operado sólo por una persona, Antonio, quien trabaja de lunes a sábado, así que durante las noches o los domingos el tratamiento de lixiviados simplemente no se realiza, con las consecuencias ambientales esperadas. En tiempo de secas no hay tanto problema, pero sí en época de lluvias.
Antonio, acepta su circunstancia. “Bueno, yo no tengo ni siquiera una caja de herramientas”, y recuerda que el generador de ozono que forma parte del tren de tratamiento de lixiviados ha dejado de funcionar hasta un mes por falta de refacciones ya que se debe realizar toda la tramitología burocrática en la oficina de Adquisiciones, donde se han tenido problemas con el surtido de filtros y las refacciones.
* 3 Hasars, la impunidad privada
El basurero de Hasars se encuentra justo a un lado del basurero Picachos y se ha convertido en un dolor de cabeza para la autoridad ambiental. Ahí deposita su basura el Ayuntamiento de Tlaquepaque, además de particulares, en un terreno que, según la misma empresa, tiene la capacidad de recibir hasta 5 mil toneladas diarias de residuos, dice su sitio de internet.
Entre las prácticas más graves, documentadas por afectados ambientales de la zona; por Gerardo Bernache Pérez, investigador del CIESAS y por el Ayuntamiento de Zapopan, se encuentra el vertido de lixiviados sin tratamiento alguno a arroyos e incluso a terrenos de Picachos, razón por la cual el basurero municipal ha creado infraestructura que evite la entrada de este líquido contaminante a sus instalaciones.
El 12 de enero de 2012, en un evento donde participaron representantes de diversas dependencias ambientales estatales y federales, Hasars presumía poner a funcionar una planta de tratamiento de lixiviados para limpiar con nanotecnología hasta 15 litros de líquidos residuales por segundo, invirtiendo 20 millones de pesos.
Dos años después, la planta estaba fuera de operación. En una visita realizada al basurero, el 23 de abril de este 2014, no sólo era evidente que no se limpiaban los lixiviados, sino la existencia de una laguna de líquido residual junto a un arroyo pluvial y la falta de cobertura de basura, entre otras situaciones.
Una semana después, el 1 de mayo, el basurero estaba en llamas, precisamente por la falta de cobertura de los residuos como lo marca la norma, teniendo que intervenir bomberos de Zapopan y otros municipios del Área Metropolitana de Guadalajara a sofocar el percance, que emanaba humos tóxicos a los alrededores.
* 4 Copalita, 20 años cerrado, 20 años contaminando
Muy cerca de los basureros de Picachos y Hasars se encuentra lo que fue el sitio de disposición final de basura que se le conoce como Copalita, en el Ejido Copala que padeció la contaminación hecha por parte del Ayuntamiento de Zapopan, que entre los años 1990 y 1994 depositó alrededor de mil toneladas de basura al día.
En 1994 los habitantes de la zona se movilizaron en contra de que el municipio siguiera contaminando, lográndose parar el depósito de residuos. En acciones derivadas, se llevó a cabo un plan de abandono en el que se cubrieron todos los montones de basura existentes, aunque todavía pueden verse desechos que salen de la tierra en una caminata casual por el lugar.
Pero en este lugar la contaminación continúa generándose por lixiviados de un color café obscuro que van a un arroyo contiguo el cual se torna de color café. De ahí el líquido baja por la cuenca hasta llegar al Río Santiago.
“Aquí lo que debe de haber por parte de las autoridades es un abandono responsable”, exige José Casillas Martínez, representante de Bienes Comunales de Ixcatán, uno de los pueblos afectados por la contaminación.
El día de la visita a Copalita, José Casillas, al ver los lixiviados que corrían aguas abajo, fue al basurero de Picachos a avisar de la situación al Moisés Cuadras, director de Aseo Público, quien simplemente prometió: “Ahorita vamos a darnos una vuelta”. El problema lleva ya 20 años.
* 5 Milpillas, el balneario que mataron
Uno de los problemas evidentes de este descontrol de los sitios de disposición final de basura se da en los que entonces eran sitios de belleza natural, disfrutados sobretodo por pobladores de recursos económicos no abundantes que poco a poco padecen la pérdida de sus sitios habituales de esparcimiento.
Ver Basureros y contaminación en un mapa ampliado
Uno de los casos más notables es el del Balneario Milpillas, que se caracterizaba por sus piletas de agua limpia formadas con el líquido cristalino que bajaba del cerro Picachos, justo donde colocaron los basureros que ahora contaminan de forma significativa los arroyos de los alrededores.
El balneario ahora sólo ofrece como atractivo una alberca que se llena con agua de pozo, y un área verde. La belleza natural de las piletas naturales dejó de asistir por los problemas de contaminación que trajeron consigo los sitios de disposición final de basura.
* 6 Los fraccionamientos
Molinos uno y dos son fraccionamientos a los que se llega por la carretera a Colotlán, en el norte de Zapopan. La urbanización de la zona forma parte de un crecimiento desmedido del Área Metropolitana de Guadalajara hacia zonas planas cada vez más alejadas de los centros de convivencia urbana, de los espacios de trabajo, o de centros educativos.
En 20 de marzo de 2014 el Ayuntamiento de Zapopan inició la ampliación de la carretera a Colotlán, precisamente para responder al crecimiento de fraccionamientos que albergarán en el próximo lustro 200 mil personas, de acuerdo con las estimaciones oficiales. Las consecuencias de ello ya se están padeciendo, ante la falta de control de las descargas de aguas residuales de los nuevos núcleos habitacionales que, por su ubicación, contaminan los arroyos de la cuenca que escurre hacia el Río Santiago y pueblos de los alrededores.
El problema se da por la falta de control gubernamental del Ayuntamiento de Zapopan y Comisión Nacional del Agua, de las descargas de aguas residuales habitacionales. Cada nuevo fraccionamiento debe tener una planta de tratamiento funcionando para evitar lo que ahora está sucediendo, la proliferación de agua sucia que degrada la calidad de vida en la cuenca.
Un ejemplo es la descarga del fraccionamiento Los Molinos, de donde sale agua pestilente que va a los arroyos en un ejercicio que se multiplica en cada nuevo núcleo habitacional que se oferta al público.
* 7 Huaxtla, el balneario amenazado
Al norte del municipio de Zapopan, avanzando por la carretera a Colotlán, pasando el área de los basureros Hasars, Picachos y Copalita, hay un ingreso hacia la barranca que deja apreciar su imponente profundidad y belleza.
Es el camino que lleva al balneario de Ixcatán, centro de diversión popular que fue creado por la naturaleza, debido a un manantial que nace entre las piedras de la barranca. Rubén Castro Estrada, uno de los dueños del lugar, que es de propiedad colectiva, teme que las filtraciones y escurrimientos de los basureros lleguen algún día a este lugar echando a perder el sitio de recreación y la fuente de algunos recursos que les genera el turismo social.
Sus temores no son infundados. Por el camino que lleva a ese balneario, a la entrada de la barranca, se observan a lo lejos árboles de mango que se han muerto por la contaminación del agua, imagen que se repite si se continúa por el mismo camino hasta el fondo, en los márgenes del Río Santiago cobijado por huertas frutales que alguna vez brindaron abundancia y ahora sólo muestran imágenes árboles moribundos y degradación.
En la zona más baja de la barranca cerca a Ixcatán se une el Arroyo Milpillas, con el Río Santiago, donde se pone en evidencia la vida y la muerte. En el Milpillas habitan peces, y justo unos metros después, en el Santiago, con sus síntomas de crónica enfermedad, no se observa a simple vista la existencia de vida acuática.
* 8 La cola de caballo y el parque de la peste
En el extremo nororiente de la meseta norte del municipio de Zapopan se encuentra el parque “Dr. Atl” alias de Gerardo Murillo Coronado a quien se conocía mejor por su sobrenombre. El espacio recreativo era de una belleza natural sin igual. Se ubica donde el Río Blanco descarga sus aguas hacia el Río Santiago, en una caída que se le conoce como la Cola de Caballo.
El parque, al que se llega por la Carretera a Saltillo, está en el abandono, saqueado por la delincuencia, sin acceso al público, pestilente y con un espectáculo que en vez de dar orgullo provoca pena.
A pesar de que la cuenca del Río Blanco está protegida por el Ayuntamiento de Zapopan desde el 19 de febrero de 2008, hace 6 años y medio, la cascada es ahora una caída de agua contaminada que ofrece un aroma pestilente, lo que hizo cerrar el restaurante ubicado dentro del Dr. Atl que fue saqueado hasta llevarse la placa que lo identificaba.
* 9 El drama de Los Tempisques
Al igual que el pueblo de Arcediano, Los Tempisques se convirtió en el segundo pueblo que destruye la Comisión Estatal del Agua (CEA) en la barranca del Río Santiago con el argumento de hacer una obra, que finalmente no se concreta.
El 27 de enero de este 2014 la CEA hizo oficial, a través de su director, Felipe Tito Lugo Arias, que no utilizarían los terrenos comprados en la anterior administración estatal dentro del Área de Protección Hidrológica Barranca del Río Santiago, para la disposición de lodos residuales de la Planta de Tratamiento Agua Prieta, la segunda más grande del país, con una capacidad para limpiar ocho mil 500 litros de aguas negras por segundo, que entró ya en operación.
Los terrenos comprados a la comunidad indígena de Mezquitán, vecinos a la planta, suman 73 hectáreas, y para utilizarlos debieron indemnizar a los cerca de 200 pobladores de Los Tempisques, quienes se tuvieron que ir, por la presión de la autoridad, a rehacer su vida en otro sitio.
El proyecto de colocar los lodos en un espacio que la CEA llamó “monorrelleno”, en Los Tempisques, nunca pudo justificarse ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que en diversas ocasiones negó el permiso de cambio de uso de suelo, por la incompatibilidad con los objetivos de creación del Área Natural Protegida en 2004 por parte del ayuntamiento de Zapopan.
El primero de los pueblos destruidos por la CEA en la barranca para una obra hidráulica fue Arcediano, con cerca de 500 habitantes, a los que en el año 2005 se indemnizó luego de una serie de presiones, con cantidades que rondaron los 300 mil pesos por familia para que dejaran sus viviendas porque ahí se edificaría una presa, proyecto que se canceló en el año 2009, aceptando Semarnat que en su momento dio una autorización irregular.
En Los Tempisques lo único que queda son ruinas. La CEA destruyó el pueblo para que la gente no regresara y ahora los desplazados añoran su comunidad a la que no pierden esperanza de volver algún día.
* 10 El fondo de la cloaca
Paso de Guadalupe es la comunidad de la barranca del Río Santiago que padece la más alta contaminación, de acuerdo a los monitoreos que alguna vez realizó de forma constante la Comisión Estatal del Agua.
El pueblo, ubicado también dentro del dentro del Área de Protección Hidrológica Barranca del Río Santiago, creada por Zapopan en el año 2004, refleja las políticas públicas que no se aplican por ningún orden de Gobierno.
El Ayuntamiento de Zapopan lleva ya 10 años sin contar con una dirección del Área Protegida, esperando que el Gobierno federal emita una declaratoria para deslindarse de la responsabilidad de cuidar la zona; el Gobierno federal lleva al menos 10 años con un proceso de declaratoria, frenado debido a las intenciones de crear nuevas grandes presas en el Río Santiago.
Mientras el tiempo pasa la degradación ambiental se va acentuando. Cruz Prieto Jiménez tiene 89 años de edad; es una anciana que ha visto la transformación del río en un afluente que gozó en su niñez, vio degradarse en su edad adulta y lo padece en sus últimos años de vida.
Paso de Guadalupe es la última comunidad de Zapopan antes de cruzar el río hacia territorio de Ixtlahuacán del Río, la población urbana más cerca al punto más contaminado del Río Santiago.
Jalisco, especialmente Zapopan, GDL, Tlaquepaque, Tonalá, son los municipios que más recursos reciben en el país y el reportaje solo deja en evidencia la punta del iceberg.