Por: Sergio Hernández Márquez (@sergio2hm)
20 de mayo de 2019.- Las abejas es uno de los animales más importantes para la naturaleza por la capacidad de dispersar polen, de hacer que las plantas se reproduzcan y ser un eslabón elemental en la cadena que provoca la biodiversidad en el planeta.
Eso hay que celebrarlo, y por eso la Organización de las Naciones Unidas determinó que cada 20 de mayo se recuerde la importancia de este insecto que padece desde hace algunos años de muertes masivas de colmenas debido a la degradación ambiental que la está matando, principalmente por el uso indiscriminado de plaguicidas y agroquímicos.
Claro, las abejas no son el único animal que ayuda a polinizar las plantas pero sí el que más acapara simpatías colectivas, en gran parte porque producen miel.
¿De verdad es tan grave el problema con las abejas para dedicarles un día por parte de la ONU?. La respuesta es contundente: sí. Ejemplos de como están muriendo hay por todos lados.
En los bosques del sur de Jalisco y los alrededores del Nevado de Colima esto ya es cosa común. Los casos se comenzaron a multiplicar en el año 2016 y coinciden con la política del Gobierno de Jalisco para hacer del estado el “gigante agroalimentario” que también trajo consigo el boom del cambio de uso de suelo para la agricultura y la siembra de aguacate que vino a sustituir al bosque.
Los medios de comunicación registraron esta crisis, y los apicultores culparon directamente el uso indiscriminado de insecticidas neonicotinoides que se aplican a diferentes cultivos como el aguacate y maíz.
Esos insecticidas, permitidos en México y prohibidos en muchas partes del mundo, atacan el sistema nervioso central de las abejas y colapsa las colmenas.
Un estudio realizado en el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ) por el investigador Octavio Gaspar Ramírez encontró en abejas muertas altas concentraciones de fipronil y neonicotinoides (imidacloprid y dinotefuran) considerados altamente tóxicos. La conclusión: exposición reciente relacionada con una intoxicación aguda y letal.
La Alianza Maya por Las Abejas de la Península de Yucatán reportó también en el año 2018 la muerte de abejas por fumigaciones aéreas para cultivos agrícolas.
Esta semana, el coordinador nacional de ganadería de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, David Monreal, aceptó que en la dependencia a su cargo tienen el reto de detener la mortandad de abejas y que está en proceso el apoyo a apicultores que incluye prohibir el uso de sustancias tóxicas.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) fue quien encabezó la celebración de este día en todo el mundo, haciendo la advertencia de que urge redoblar esfuerzos para proteger a las abejas, aliadas cruciales en la lucha contra el hambre.
«Las abejas están bajo la gran amenaza de los efectos combinados del cambio climático, la agricultura intensiva, el uso de pesticidas, la pérdida de biodiversidad y la contaminación», subrayó el Director General de la FAO, José Graziano da Silva a través de un mensaje en video.
“La ausencia de abejas y otros polinizadores eliminaría el café, las manzanas, las almendras, los tomates y el cacao, por nombrar solo algunos de los cultivos que dependen de la polinización. Los países deben cambiar a políticas y sistemas alimentarios más amigables y más sostenibles para los polinizadores”.
La FAO subraya que las abejas y otros polinizadores, como las aves y los murciélagos, aumentan la producción de 87 de los principales cultivos alimentarios del mundo, además de muchos medicamentos derivados de plantas.
“Aproximadamente dos tercios de las plantas de cultivo que alimentan al mundo dependen de la polinización de los insectos o de otros animales para producir frutos y semillas saludables para el consumo humano. La polinización beneficia la nutrición humana: no solo permite la producción de una gran cantidad de frutas, nueces y semillas, sino también una mayor variedad y una mejor calidad”.