Alejandra Guilén . EL INFORMADOR
-En el kilómetro nueve de la Prolongación Mariano Otero hay una desviación de lado izquierdo que conduce al Rancho La Cebada. Ahí construyó su finca don Manuel Covarrubias Vizcaíno, hace 41 años.
Aún recuerda cuando tuvo que pedirle al ex Presidente de México, Luis Echeverría, que no expropiara sus tierras.
“Cumplió su palabra”, pero luego, en la siguiente administración, “declararon la zona como Área Natural Protegida y comenzaron a prohibir las construcciones y a tratarnos como a unos delincuentes”.
Covarrubias Vizcaíno señala que todos los propietarios del rancho “somos amantes del bosque. En vez de un daño, hemos sembrado muchos árboles y no es justo que a los vecinos los amenacen con que van a tirar sus casas. La mía ya no pueden porque es muy vieja”.
Añade que La Cebada tiene una superficie de 600 hectáreas y es de 50 propietarios. “Podrían construir una casa cada 10 hectáreas, sin tirar ni un árbol, porque sólo se permitirían en áreas planitas, pelonas”.
Considera que las autoridades deberían ser “parejas, pues qué casualidad que El Palomar y Bugambilias, que construyeron una casa tras otra, quedaron fuera del polígono. O todos parejos o todos chipotudos”.
Opina que la “gente está desesperada porque no hay quién compre estas tierras a ningún precio. Lo ideal sería que nos dejaran hacer por lo menos desarrollos turísticos, que nos digan cómo hacerlos, que nos den alternativas, pues necesitamos hacer algo que sea rentable para sacar aunque sea un poquito para pagar los prediales y todos esos gastos”.
Don Manuel Covarrubias Vizcaíno explica que desde que compró su predio en La Primavera, se ha dedicado a reforestar distintos sitios. Niega que los propietarios de tierras afecten la zona.