La Profepa ya intervino tras dos denuncias de los hechos en Ayotitlán
Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO
La conservación del teocintle Zea diploperennis, pariente primitivo del maíz, es uno de los objetivos primordiales de la existencia de la reserva de la biosfera Sierra de Manantlán. Y esa misión ha sido fuertemente vulnerada: el pasado 24 de marzo se descubrió que el principal yacimiento mundial de esa gramínea había sido arrasado por maquinaria, desmontando alrededor de catorce hectáreas en las inmediaciones del poblado de San Miguel, en la zona nahua de Ayotitlán.
Primero el Comité de Vigilancia Ambiental de Autlán, luego un grupo de ejidatarios bajo la asesoría del Instituto de Derecho Ambiental, presentaron sendas denuncias ante la delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), que ya tomó conocimiento de los hechos, dijo su vocero, Juan Carlos Díaz Morales.
El funcionario destacó que el personal de inspección realizaría en el curso de esta semana la visita al predio para dictar las medidas pertinentes de protección. Ya se ha tomado el parecer de otras instituciones involucradas. «Por ejemplo, la dirección de la reserva dijo a nuestro personal que esa zona es apta para actividades agropecuarias», sin aclarar si eso permitía afectar al vegetal, que está protegido en la Norma Oficial Mexicana O59, bajo la categoría de «especie amenazada».
Un testigo narró que algunos promotores comunitarios pasaron por el área, ubicada en la zona de amortiguamiento de la reserva de la biosfera, el pasado 24 de marzo, «y encontraron que se están haciendo desmontes con maquinaria pesada, para lo cual se contrato a una empresa colimense, para establecer aguacate en los alrededores del poblado de San Miguel», donde se encuentra la principal población del teocintle. «Se han desmontado dos terrenos, uno de aproximadamente nueve hectáreas a la orilla del poblado de San Miguel y otro de cinco hectáreas, en Peña Blanca, al sur de San Miguel», explicó.
Paradójicamente, la conservación de esa especie (que sólo ha sido encontrada sobre 400 hectáreas de territorio nacional, todas en la zona en conflicto) es un objetivo prioritario de la reserva, según lo establece el decreto de protección, firmado por el entonces presidente de la república, Miguel de la Madrid Hurtado, el 5 de marzo de 1987, lo cual también recoge el programa de manejo de la reserva, publicado en 2000.
San Miguel es la localidad donde se descubrió este teocintle, en 1978, y el sitio más importante para su conservación in situ. El otro yacimiento importante está en Las Joyas, la cual, también enfrenta la ofensiva de intereses ajenos a la conservación, pues se pretende privatizar su posesión, ahora en manos de la Universidad de Guadalajara tras comodato con el gobierno de Jalisco (Público, 22 y 23 de enero de 2009).
Testimonios revelan que el desmonte comenzó hace más de tres semanas, sin decir «agua va».
El modo en que se atenderá la situación por parte de las autoridades, definirá muchas cosas para la reserva. Si solamente aplican las sanciones de ley, se puede esperar un conflicto mayor. «Hay que considerar que Ayotitlán es una comunidad con condiciones de alta marginación y pobreza, que históricamente han sido atropellada por los intereses de empresas madereras y mineras. No se le puede prohibir a la gente que busque alternativas para mejorar su situación económica», señalan algunos denunciantes. Lo que sí se debe hacer, concluyen, «es buscar la manera de apoyar para desarrollar alternativas compatibles con la conservación».
La suerte del pariente silvestre del maíz ha llegado así, a golpes de traxcavo, a uno de sus momentos más críticos, en 22 años de una de las 25 áreas naturales protegidas más importantes de México.
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CLAVES
Especie de pocos territorios
San Miguel y Las Joyas son los únicos sitios en el mundo donde prospera el Zea diploperennis, una gramínea pariente del maíz domesticado que ofrece información para el pasado y futuro de este grano básico de la humanidad.
Para los nahuas de San Miguel, es una hierba que siempre ha estado allí, y le dan uso forrajero. Alcanza entre 1.5 y 2.5 metros de altura, tiene hojas alargadas, mazorcas pequeñas de cinco centímetros con granos diminutos. Jalisco, con dos especies endémicas a su territorio (la otra es el Zea perennis del Nevado de Colima), y otras de más amplia distribución, es eslabón esencial para la conservación de estas plantas propias de Mesoamérica, de Durango a Guatemala: el patrimonio genético de donde surgió el maíz.
Este teocintle sólo ha sido encontrado sobre 400 hectáreas, pero estos días perdió ya una parte de su modesta distribución. La ejecución de un programa integral de mejoramiento agrícola con una visión de largo plazo, diseñado con la gente y para la gente de la comunidad, resulta imperativo, pero es una solución que ha sido ignorada.