Padecen habitantes por aguas residuales de la cárcel de Puente Grande, la contaminación del Río Santiago y los lixiviados del vertedero de Los Laureles
Por Mae López Aranda
25 de mayo de 2012.- Las aguas sucias de la prisión de Puente Grande y las del Río Santiago han acabado con la vida acuática y la salud ambiental de los cuerpos de agua de Tololotlán, que hace 25 años aún podían disfrutarse.
“En la cárcel tienen una planta tratadora de aguas negras y aunque sus autoridades dicen que tratan el agua, si camina por el canal hacia donde está la prisión cualquiera se da cuenta que no es verdad”, afirma Melina Gallegos Vega, quien llegó a ese poblado en los años 80 del siglo pasado, huyendo de la contaminación del Distrito Federal.
Tololotlán es una delegación del municipio de Tonalá que se encuentra entre el Centro Penitenciario de Puente Grande y la cabecera de El Salto, en el que su gente dice sentirse agraviada por autoridades locales, estatales y federales, porque solo hablan de resolver el problema sin ofrecer resultados a pesar de que la percepción social de los malestares por la contaminación aumentan.
“Para poner una planta de tratamiento el gobierno estatal compró unos terrenos, hace 6 o 8 años, pero hasta ahora no se comenzado construir nada y de la promesa de entubar el canal de aguas negras que se nos hizo en 2008 (hecha por el Gobierno estatal) aún no hemos visto nada”, lamenta Melina Gallegos.
El pozo de agua con el que se abastece la comunidad es otro problema, dado que el comité de administración del servicio lo tiene en completo abandono, ni siquiera está cerrado, y dentro de él incluso puede verse basura.
El mal olor provoca malestares
Entre las pocas actividades agropecuarias que no han cesado en la zona se encuentra la cría de cerdos por lo que abundan las granjas para la reproducción de estos animales.
“Irónicamente entre tanto olor nauseabundo derivado del río, del canal o del basurero, pareciera que el olor a puerco pasaría desapercibido, pero no” cuenta Ramón, un joven de 13 años.
Dice que a él le dan ganas de vomitar y luego de un rato le duele la cabeza cuando comienza a subir la temperatura y se siente el olor; en mayo es todos los días.
Los habitantes de Tololotlán indican que al no ser una población numerosa, no más de 4 mil 500 habitantes, y tampoco productiva, puesto que las filtraciones de los lixiviados del basurero de Los Laureles, de la empresa Caabsa, acabaron con la producción agropecuaria, no hay autoridad que le interese limpiar, y ni siquiera se atreven a prometerlo en época de campañas electorales.
Ahora la contaminación por agua y aire han provocado entre los habitantes del lugar enfermedades en la piel, los ojos y gastrointestinales.