Por: Abi López (@abivalerial)
11 de agosto 2019.- En la actualidad, más de 820 millones de personas viven con hambre, mientras que 2 mil millones de personas viven inseguridad alimentaria moderada o continuamente.
Esto quiere decir que, casi una tercera parte de la población mundial está en condiciones de consumir alimentos de baja calidad y/o los consumen en periodos inadecuados debido a los costos.
América Latina y Caribe es el tercer territorio con mayor número de personas con hambre, alrededor de 43 millones, por lo que cada vez más se verán obligados a migrar de territorio en busca de condiciones favorables, no solo alimentarias, sino económicas.
Lo anterior se advierte en el informe de la ONU “El Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo”, realizado por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
En el documento se detalla la situación de la producción de alimentos, sus efectos en los recursos naturales, la emisión de gases efecto invernadero y la hambruna en los cinco continentes, entre otra información relevante.
A diferencia de hace algunos años, menciona la ONU, la cantidad de personas que viven con hambre se ha incrementado en todo el mundo.
La ONU tenía registrado, años atrás, una baja considerable de personas que vivían con hambre, sin embargo, debido a múltiples factores, entre ellos el cambio climático, la situación se ha invertido.
Los números han subido aproximadamente desde 2016, aunque de una forma lenta, por lo que si se trabaja desde este momento para cambiar las políticas de agricultura y salud podrían revertir el efecto
Las cifras son las siguientes:
En 2005 había 947 millones de personas con hambre, 51 millones en Latinoamérica.
En 2010 había 822 millones y 40.7 en América Latina.
En 2015 las cifras siguen en disminuyendo, 785.4 millones en el mundo y 39 millones en Latinoamérica.
Finalmente para 2018 comienza a notarse el aumento con 821 millones de personas con hambre y 42.5 millones en Latinoamérica..
El reporte del IPCC, muestra que hay una relación importante entre la cantidad de personas que padecen hambre e inseguridad alimentaria de un país con la situación económica de este.
Los países que han tenido contracciones económicas son hogar de un mayor número de personas afectadas por estas dos condiciones. Asimismo, coincide que en los cinco continentes las mujeres tienen mayor tendencia a estas dos afectaciones que los hombres.
Existen tres principales factores responsables de las crisis alimentarias actuales de acuerdo al informe.
El primero son los conflictos que se viven en los países en desarrollo intermedio, afectan a más de 74 millones de personas.
El segundo con mayor incidencia, son el clima y los desastres naturales, afectando a 29 millones de personas.
El tercer factor son las caídas económicas de las naciones, pues con ello se suman otras 10.2 millones de personas a la condición de quienes viven en crisis alimentarias.
El calentamiento global genera sequías, incendios forestales, inundaciones y otros fenómenos que se presentan a gran escala y en periodos inusualmente prolongados, por lo que su relación con los tres factores mencionados es directa.
Aunado a esto, las grandes emisiones de dióxido de carbono, debido al excesivo uso de combustibles fósiles en las últimas décadas y a la dieta de carnes rojas y lácteos, también afectan la calidad de los alimentos.
Las cosechas se reducen debido a los cambios en el clima y en el suelo, y no contienen la misma calidad nutricional.
Los recursos que la Tierra nos brinda se escasean cada vez más, por lo que conseguirlos es, para cada vez más personas, casi imposible.
Tan solo el pasado 29 de julio los recursos de la Tierra para este año fueron agotados de acuerdo con los datos de la Global Footprint Network (GFN), por lo que implica una sobreexplotación de territorios y devaluación de la vida silvestre y salud humana.
Los próximos años son decisivos para el cambio de uso de suelo, de dietas y, principalmente, de políticas que apuesten por una agricultura sostenible que brinde a la humanidad alimentos nutritivos y de calidad, para evitar el aumento de personas con malnutrición, inseguridad alimentaria y hambruna.
El informe nos dice que aún hay tiempo para actuar y se puede a través de pequeños cambios de hábitos, como reducir el consumo de carnes y lácteos y evitar el desperdicio de alimentos en general.
El informe del IPCC puede ser consultado en la siguiente liga: https://www.ipcc.ch/report/srccl/