Redacción VerdebanderaLa dependencia federal echó para atrás la obligación de permitir sólo descargas con baja carga de contaminantes
Por Sergio Hernández Márquez
17 de marzo de 2014.- La limpieza del Río Santiago tiene entre sus enemigos no sólo a industrias que vierten sus descargas al afluente con alta carga de contaminación, sino también a la misma Comisión Nacional del Agua.
En el año 2008, luego de una serie de presiones ciudadanas y de gestiones de la Comisión Estatal del Agua (CEA), se logró que la dependencia federal endureciera la normatividad y clasificara el Río Santiago como un sitio en el que sólo se podrían permitir líquido residual con cargas de contaminantes tan bajas que permitieran la vida acuática.
Lo anterior fue considerado en la Ley Federal de Derechos que comenzó a aplicarse en enero de 2009, por lo que tanto empresas como Ayuntamientos debieron modificar la cantidad de emisiones contaminantes que previo a esta fecha tenían permitido emitir.
El entonces representante regional de Conagua, Raúl Antonio Iglesias Benítez, calculaba que en el año 2012 el Río Santiago iba a estar limpio.
«Después del 2011 no debe de haber ninguna empresa que tenga ningún pretexto o alguna zona urbana que diga no puedo cumplir porque no estoy enterado o porque no sabía qué hacer. La norma ahí está, la ley cambió, en este caso la Ley Federal de Derechos, y se cambió de esta manera», decía en noviembre de 2009.
Sin embargo el gusto duró poco. Para el año 2011 Conagua aplicó la clasificación anterior y sin avisar revirtió el endurecimiento de las medidas adoptadas, considerándose en la Ley Federal de Derechos que en el Río Santiago se podían otra vez incrementaran las cargas contaminantes.
Un cuerpo receptor tipo C, como se consideraba el Río Santiago en los años 2009 y 2010, puede recibir esta cantidad de contaminantes en las descargas, como promedio mensual:
Sólidos Suspendidos Totales: 40
Demanda Bioquímica de Oxígeno: 30
Un cuerpo receptor tipo A, como se considera al Río Santiago de 2011 a la fecha, permite que reciba descargas de aguas residuales con las concentraciones siguientes:
Sólidos Suspendidos Totales: 150
Demanda Bioquímica de Oxígeno: 150
Esta situación tiene molesta a la Comisión Estatal del Agua, que se encuentra gestionando ante el Gobierno federal la vuelta atrás, esto es, que el Río Santiago no sea considerado como un cuerpo de agua tipo A, en la Ley Federal de Derechos, sino tipo C, que es la categoría más estricta.
De hecho la reclasificación del Río Santiago es una de las prioridades de la CEA, consideradas en el Programa de acciones y obras públicas para el saneamiento de las aguas residuales domésticas de la parte alta de la Cuenca del Río Santiago, para garantizar la salud ambiental de este ecosistema.
Frente a esta situación, la Conagua guarda silencio. Hace dos semanas se le solicitó una entrevista al representante regional, José Elías Chedid Abraham, a través de su oficina de Comunicación Social, sin que se diera alguna respuesta.
[box type=»info» head=»Norma permisible»]La Norma Oficial Mexicana NOM-001-Semarnat 1996 establece los límites máximos permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales en aguas y bienes nacionales, con el objeto de proteger su calidad y posibilitar sus usos.
Con base en esta Norma, la Ley Federal de Derechos divide a los ríos del País en A, B o C, de acuerdo al uso que se le da a sus aguas, lo que va acorde a la exigencia que hará la autoridad en las descargas de aguas residuales.
Los ríos incluidos con la letra A son considerados para riego agrícola, y pueden recibir descargas de aguas residuales con el menor tratamiento y así está clasificado el Río Santiago.
La B se le otorga a los ríos que son aprovechados para potabilizar sus aguas y luego ofrecerla a la población o que se usa para riego agrícola.
Un río clasificado como C es para aquellos donde se busca preservar la vida acuática, como se clasificó el Santiago los años 2009 y 2010.[/box]
Mario Marlo
Sergio Hernández
Redacción