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Chapala, una crisis inducida para justificar obras ingenieriles

Imagen del Lago de Chapala de Septiembre de 2010, tomada por la Comisión Estatal del Agua

Expertos cuestionan el discurso gubernamental que advierte una crisis, y lo ven como una justificación para justificar nuevas presas como El Zapotillo y El Purgatorio, sobre el Río Verde

Imagen del Lago de Chapala de Septiembre de 2010, tomada por la Comisión Estatal del Agua
Imagen del Lago de Chapala de Septiembre de 2010, tomada por la Comisión Estatal del Agua

Por Agustín del Castillo

14 de abril de 2014.- La del lago de Chapala no es sólo una crisis meteorológica recurrente en una cuenca con lluvias erráticas; es una crisis inducida por los mismos funcionarios estatales que ahora alarman a la sociedad con la advertencia de un descenso drástico de niveles que afectará a Guadalajara como usuario, en busca de legitimar socialmente la construcción de las megapresas del Río Verde, lo cual está plagado de medias verdades y grandes mentiras, coinciden tres expertos en el tema por la Universidad de Guadalajara.

Se trata de Manuel Guzmán Arroyo, director del Instituto de Limnología, y de los investigadores Arturo Curiel Ballesteros, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), y Arturo Gleason Espíndola, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD).

Los tres advierten que un pronóstico como el que dio a conocer el director de la Comisión Estatal del Agua (CEA), Felipe Tito Lugo Arias, no puede ser más que una simple previsión que deberá confirmarse a lo largo de los temporales de 2014, 2015 y 2016; ello no significa que deban construirse fatalmente las presas El Zapotillo y El Purgatorio, pues poco se ha hecho por controlar los usos de agua en la cuenca del lago, en racionalizar los consumos en las ciudades y en proteger las zonas de recarga.

Así, parece que el catastrofismo es la gran justificación para un negocio de grandes proporciones.

De hecho, el futuro del lago de Chapala está ligado al interés de Guadalajara, por lo que “vender” los nuevos proyectos para evitar que se extraiga agua del lago es tramposo y poco probable.

“Mientras Chapala sea necesario para Guadalajara tenemos la posibilidad de que exista, de lo contrario, pues se le va a desecar y ya”, advierte Guzmán Arroyo.

“La crisis la está provocando el propio gobierno, resulta que están dejando los controles y siembran en la zona del lago, adentro de la zona federal, y para evitar que los terrenos se inundaran, le sacaron agua al lago; incluso tienen bombas con más capacidad de extracción de agua que el acueducto Chapala-Guadalajara […] me parece que lo que dice el gobierno es una estrategia para hacer obra; El Zapotillo es realmente para Guanajuato y no para Guadalajara, y a cambio de eso el gobierno de Guanajuato no deja pasar agua al Río Lerma; es una crisis totalmente artificial”, agrega el académico.

-¿Entonces el discurso de la Conagua y del gobierno del estado es ilógico…?

– Es totalmente contradictorio; ellos van por las obras; si son costosas, si sirven o no sirven, ya no les importa, se hizo la obra y se cobró; el problema es que no hay cumplimiento de las leyes, no hay cumplimiento de los acuerdos nacionales, está el acuerdo Ramsar, el de protección de las aves migratorias, y no se respetan […] si no vemos a este país de un modo distinto al de los puros negocios, pues estamos mal…

Por su parte, Arturo Curiel Ballesteros advierte que el terreno de los pronósticos es resbaloso en el caso de la Cuenca Lerma Chapala.

“Algo que ha prevalecido en los últimos 20 años han sido las anomalías climáticas, están sucediendo cosas en las que no se pudo haber hecho una predicción precisa, lo que obliga a tomar con mucho cuidado cualquier pronóstico que se haga”, indica Curiel.

– ¿Entonces estamos en el afán de justificar la construcción de obras?

«Eso es algo que se ha venido dando desde hace mucho tiempo en Jalisco, y hay dos argumentos que se presentaron en el pronóstico que me parecen que requieren de una mayor precisión: que va a ser una crisis similar a la que tuvo el lago entre los años 40 y 50 del Siglo XX, pues hay que considerar que esas condiciones no son las actuales».

«Hay cuatro tipos de sequía: meteorológica, agrícola, hidrológica y socioeconómica, y lo que está sufriendo más el lago de Chapala no es precisamente la meteorológica […] lo que más afecta en el caso de Chapala es el cuarto tipo de sequía, socioeconómica, que es en donde tú disminuyes las ofertas de lo que debería de llegarle al lago, y aumentas las demandas; no es un asunto de la parte climática, como fue en 1955, sino que ahora tenemos esta condición de que cae menos al lago por reducir tremendamente al tributario principal, que es el río Lerma, y por otro lado una demanda que no está controlada».

– Dicen que se hacen las obras para salvar a Chapala…

«Es que el razonamiento más inteligente sería decir, sí vamos a seguir usando Chapala, porque el uso humano es el que da más valor, porque es la mejor herramienta que tenemos para gestionar la buena salud, para la conservación de este sitio Ramsar, la mayor justificación para tener a ese lago vivo, es justamente la que le da tomar agua para Guadalajara».

«Lo inteligente sería tratar de hacer una evaluación donde se sepa cuál es el caudal que debe de haber en el lago, el que debe de llegar, para que permanezca […] las que primero debieran limitarse para salvar al lago serían las aguas de uso agrícola, que son las que generan mayor demanda y mayor pérdida […] creo que el vínculo entre Chapala y Guadalajara no se debe perder, ni utilizar como un argumento a favor o en contra según el interés, en términos de construcción de obras de infraestructura».

Coincidencias

Arturo Gleason Espíndola coincide con sus dos colegas.

“Yo creo que ese discurso de que Chapala se va a acabar y de que por eso debemos hacer megapresas, no es el más adecuado; desde el punto de vista científico, académico, es una política basada en aumentar la oferta, sobre los costos sociales y ambientales que lleve esto, y ahí brilla por su ausencia el discurso del recurso bien cuidado, de la conservación, de la cultura del agua […] coincido en que estamos en una crisis de agua, en la ciudad, en el estado, en el país, pero la manera en que se está enfrentando no nos da opción, más que de aumentar la oferta, sin considerar los rezagos que hay en infraestructura, los rezagos que hay en cuanto a la conservación, y sobre todo el rezago que hay en el aprovechamiento de los caudales, de las aguas que tenemos ya en la ciudad”.

– ¿Es realmente viable el prometer no tocar Chapala después de construir El Purgatorio y El Zapotillo, realmente esa es la intención?

«No, yo creo que es una postura exagerada; con todo respeto, eso fue lo que se dijo en el discurso de Arcediano, y la prueba es que ni se hizo Arcediano, y que Chapala sigue siendo bondadoso con Guadalajara; lo cierto es que Chapala tiene un papel fundamental en la ciudad, y en lo que nosotros podamos recibir del lago, podríamos sacarle menos, pero dejarle de sacar totalmente yo no creo que sea viable, recordando que la infraestructura está acomodada y está construida para recibir agua del lado sur de la ciudad».

– ¿Si no hacemos presas nos vamos a quedar sin agua?

«Es un chantaje, y lo digo categóricamente; creo que al gobierno estatal le está haciendo falta profundizar más, porque también descalifica el discurso de la sustentabilidad hídrica de un plumazo; no han estudiado a profundidad cuánto nos podríamos ahorrar los tapatíos si bajáramos los consumos, si cambiáramos los dispositivos de las regaderas, el de las cisternas, si hubiera una política de tandeo justa; porque yo lo que estoy viendo es que ellos están quitando el agua sobre todo a partes marginadas, y por ejemplo las lavadoras de carros siguen funcionando, los ricos siguen teniendo sus campos de golf a todo lo que dan».

Los detalles de cómo se fabrica una crisis

– Felipe Tito Lugo Arias, actual director de la CEA, encabezó en la Comisión Nacional del Agua el proyecto para la sobreelevación de la presa de Solís, en Guanajuato, la cual es, desde mediados de los años setenta del siglo XX, la mayor de la cuenca y la que más agua retiene para el lago

El pronóstico

– El pasado 3 de abril, Felipe Tito Lugo Arias indicó que desde el año 2011 el lago no ha podido recuperar el líquido que pierde durante la temporada de estiaje. “De continuar esta tendencia, este 2014 se pronostica que Chapala tendría una pérdida de un metro con cinco centímetros, lo cual representa un descenso de mil 25 millones de metros cúbicos y sólo podría recuperar 60 centímetros en el temporal de lluvia, lo que ubicaría al lago en la cota 93.60”

– Para 2015, “el pronóstico estima un descenso de un metro con 35 centímetros, ubicando el lago en la cota 92.25, con un almacenamiento de dos mil 62 mm3 y con tan sólo una recuperación de 60 centímetros. A este nivel se establece el límite del convenio de distribución de aguas”

– En el año 2016 “se estima un descenso de un metro con 35 centímetros, situación que colocaría al lago en la cota 91.50, con tan sólo un almacenamiento de mil 455 mm3. De presentar este panorama, no debe extraerse más agua de Chapala para Guadalajara, ya que a este nivel, la concentración de contaminantes es peligrosa y la calidad del agua disminuye”

La crisis

– Fue precisamente durante los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo cuando la Cuenca Lerma se llenó de obras hidráulicas que retuvieron la mayor parte de las aguas que fluían por la cuenca y gestaron, con las sequías posteriores, la gran crisis del lago de los años ochenta y noventa

– En 1970, las zonas de irrigación de la cuenca Lerma no rebasaban 200 mil hectáreas, a finales de esa década se acercaban a 800 mil ha. El uso agrícola es el más dispendioso: desperdicia 50 % del agua que consume

– Entre los usos de agua que ciclo con ciclo se autorizan por parte del consejo de cuenca Lerma-Chapala, 85% del recurso se destina a la agricultura. Los 240 millones de m3 que puede extraer Guadalajara (aunque no lo hace, su extracción promedia 190 millones de m3) son de 9% a 6% de la extracción total del agua en la cuenca

– El uso público-urbano es el prioritario según la Ley de Aguas Nacionales, pero el uso agrícola es el más subsidiado: no paga un peso por el uso de agua y recibe los más altos subsidios para bombeo por parte de la Comisión Federal de Electricidad

– El ambientalista Iván Restrepo ha calificado a los expertos de la Conagua “ingenieros tubito”, pues considera que todos los problemas del sector los quieren resolver con tecnología con base en agua, en motores de bombeo y en tubos. Por ello, el sector agua tiene una enorme deuda con la sostenibilidad: el último medio siglo se deforestaron la mitad de los bosques de la cuenca Lerma y las autoridades no hicieron nada para evitarlo… más que meter presas, motores de bombeo y tubos

FUENTE: CEA / investigadores de la UdeG

Redacción Verdebandera