El Polonio 210 (210Po) es un elemento radioactivo altamente peligroso y cancerígeno que requiere técnicas y precauciones especiales de manejo -en general para procedimientos químicos y mecánicos- debido al «colosal» daño que provoca a la salud.
Sin embargo, desde hace más de 40 años las grandes cigarreras se han esforzado por ocultar la presencia de este elemento en las hojas de tabaco, los cigarrillos y el humo que emiten y es inhalado cada día por cerca de 1.25 mil millones de fumadores en el mundo.
De acuerdo con una investigación que aparecerá en el American Journal of Public Health, en su edición de septiembre, los mayores fabricantes de tabaco descubrieron que el 210Po era parte del tabaco y han intentado sin éxito eliminar esta sustancia de sus productos.
De hecho, los documentos internos de la industria de tabaco revelan que las compañías suprimieron la publicación de su propia investigación interna para evitar aumentar la conciencia pública de la radiactividad en los cigarrillos.
El análisis de más de mil 500 documentos internos de firmas como Philip Morris (PM), RJ Reynolds, British American Tobacco y otras, permitió demostrar que los industriales del tabaco «sabían todo y no dijeron nada».
Según la investigación, en una nota de 1978 dirigida al vicepresidente de Philip Morris se aconsejaba callar la presencia del 210Po en el tabaco: «Correríamos el riesgo de despertar a un gigante dormido!», citó.
El polonio 210 es una emisora de radiaciones alfas tan inestable y peligrosa que causa cáncer de pulmón por inhalación: se deposita a los ramales de los bronquios donde inicia el proceso de cancerización.
Un fumador de 30 cigarrillos al día se expone por su presencia en el humo al equivalente de dosis de 300 radios al año, por lo que el 210Po sería responsable de un 1.0 por ciento de todos los cánceres del pulmón entre los estadunidenses.
Es este compuesto, uno de los más tóxicos, el que fue utilizado para asesinar al ex agente ruso Alexander Litvinenko en Londres en 2006.
Documentos de los años setenta ponen de manifiesto que Philip Morris quería utilizar un solvente para lavar las hojas y reducir la radiactividad de 10 al 40 por ciento, pero Ligget Tobacco Group concluyó que los solventes lavan también el deseable arma del tabaco.
Los fabricantes también probaron filtros para eliminar el 210PO inhalado por el fumador y otras estrategias, sin embargo todos estos esfuerzos resultaron infructuosos y optaron por ocultar o destruir sus propios documentos.