Por: Mayra Vargas (@Vargas_M14) / Letra Fría
21 de agosto de 2019.- Puma, jaguar, ocelote, tigrillo y jaguarundi, los felinos que habitan en la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán, llevan en su cuerpo plaguicidas como Glifosato, Picloram, Molinato, Imazalil y 2,4-D, de acuerdo a las excretas analizadas por investigadores, recolectadas en los alrededores de la Estación Científicas Las Joyas.
Este importante hallazgo ocurrió de forma circunstancial.
La Doctora Irma Ruan Tejeda y el Doctor Juan Pablo Esparza, investigadores del Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara, recolectaron 51 muestras de excretas en la zona de Las Joyas, entre los mil 800 y los 2 mil 200 metros sobre el nivel del mar.
El objetivo principal de la investigación era conocer la dieta de los felinos y de manera paralela la investigación pretendía saber si había presencia de plaguicidas:
“Como estamos tomando excretas y aprovechando que se está haciendo este esfuerzo, pensé en que podíamos saber cuántos tóxicos pudiera haber como metales pesados o herbicidas en las excretas de los felinos, que son los depredadores tope», explicó Juan Pablo Esparza, también profesor del Departamento de Ecología y Recursos Naturales.
«Todos aquellos metales pesados, herbicidas o tóxicos que podemos llamar, se acumulan más en estos animales por un proceso biológico que se llama bioacumulación”.
Los investigadores del CUCosta Sur se apoyaron del Dr. Aarón Peregrina, profesor investigador del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) para el análisis de las 51 muestras tomadas casi en su totalidad en los alrededores de la Estación Científica.
El resultado determinó la presencia de distintos tipos de plaguicidas en concentraciones consideradas altas:
“Aparecieron varios, empezando por el Glifosato, el 2,4-D, el Malatión y otros. El glifosato (apareció) en casi todas las muestras, no importa el tipo de gato, ni el año en el que se recuperaron las excretas. En las otras sí son variables, en algunos, sí, otros no. En algunos hay cantidades grandes para ser las heces, (porque) se supone que ya lo digirió”, detalló el investigador.
El Dr. Aarón Peregrina explicó el ejemplo del muestreo más reciente que se le hizo a un lince intoxicado, al que se le extrajeron los órganos. Se analizó un pedazo de hígado y medio riñón, donde se encontraron concentraciones de hasta 3 mil partes por millón de tóxicos:
“Hago la extracción y veo de qué se intoxicó el animal, pensando en los plaguicidas, y sí aparecieron los plaguicidas en el hígado; glifosato y 2,4-D y tenía una concentración de 3 mil ppm, entonces, es una concentración relativamente alta, pensando de entrada, en que no debe haber y que es en la excreta, no fue una muestra de sangre, ni orina. Entonces está menos concentrado, yo esperaba que no apareciera nada”, dijo.
La Estación Científica Las Joyas, es un sitio que está relativamente aislado. De acuerdo con el Dr. Juan Pablo Esparza la población más cercana en línea recta, por el lado que da hacia Autlán, es Ahuacapán que se encuentra a aproximadamente a mil metros sobre el nivel del mar.
Por la distancia que existe entre la comunidad de Ahuacapán y la Estación Científica Las Joyas, al investigador del CUCosta Sur le sorprendieron los resultados de este primer muestreo:
“Lo sorprendente es que todos tienen, todas las excretas de todos los felinos, incluso algunas de zorras o algunas que posiblemente son de perros porque nos es difícil diferenciar, todas tienen y eso fue lo que me sorprendió, y de acuerdo a las cantidades que dice el Dr. Peregrina, son elevadas, no son cantidades bajas”, subrayó Juan Pablo Esparza.
¿Cómo llegan los plaguicidas a Las Joyas?
Los investigadores que trabajan en este proyecto en desarrollo aún analizan las múltiples hipótesis de cómo llegan los plaguicidas al Área Natural Protegida Sierra de Manantlán, concretamente a los alrededores de la Estación Científica Las Joyas, hábitat de los felinos.
“Ahorita estamos pensando, discutiendo apenas de dónde les llegan, porque originalmente pensé que eran animales que bajaban y subían, que tenían contacto con los sistemas agrícolas o cerca de las comunidades, pero viendo los resultados de todos los animales, a los que pensamos es que tienen un área de actividad muy pequeña. Por lo que estamos discutiendo, posiblemente, que llegan como aerosoles»·
«Lo que el Dr. Peregrina sugiere es que llegan por el viento, se rocían y las corrientes de aire las llevan hasta arriba, lo cual es algo que tenemos que ver. La hipótesis es esa, porque no nos explicamos cómo llega”, explicó el Dr. Juan Pablo Esparza.
El Dr. Aarón Peregrina coincide con el Dr. Juan Pablo Esparza en la hipótesis. Considera que el viaje de las moléculas a través del viento es una fuerte hipótesis que se tienen que investigar:
“Hay algunas teorías de cómo les llegan los plaguicidas a los felinos, que la presión vapor que hay aquí, el agua que está suspendida, que no vemos, pero sí sentimos como humedad, es un vapor y esas gotas microscópicas que no vemos, pero sí sentimos, funcionan como escalones para que otras moléculas más ligeras, contaminantes de otro tipo, inclusive el smog, puedan viajar brincando de molécula en molécula para donde vaya el viento”, detalló.
Otra de las hipótesis, es que los herbívoros son almacenes de plaguicidas y al ser consumido por el felino, último depredador en la cadena alimenticia, los químicos llegan a su organismo:
“Lo más seguro es que los herbívoros, que son el alimento de los felinos, son el almacén de estos plaguicidas, independientemente de si baja a los cultivos o no baja, pero si las moléculas con el tiempo viajan más allá, van a estar presentes y el organismo como el venado o jabalí va siendo un almacén de lo que va consumiendo todos los días”, explicó el investigador del CUCEI.
La siguiente fase de este proyecto es que los investigadores del CUCosta Sur se van a enfocar en informarse más de la parte teórica, con el objetivo de profundizar la investigación. Además buscarán que se sume a este trabajo colaborativo algún estudiante de licenciatura o maestría que le interese desarrollar el proyecto.
También buscarán obtener muestras de pelo de los felinos para analizarlos, además de estudiar el caso de los herbívoros y las plantas, para entender los patrones climáticos y confirmar algunas de las teorías que tienen planteadas hasta el momento.
Antecedentes
La aplicación de plaguicidas en el valle de Autlán ha provocado afectaciones en la salud de niños, niñas y adolescentes de comunidades como El Mentidero y Ahuacapán.
Gracias a la aplicación proyectos de investigación, expertos del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Occidente y de la Universidad de Guadalajara, encontraron cuatro plaguicidas en la orina de los menores, el Glifosato, 2,4-D, Molinato y Picloram.
Los químicos también afectan a la fauna silvestre; en los últimos años, al menos 17 animales silvestres, entre linces o gatos montés, gavilán cola roja, gavilancillo y búhos, han sido encontrados o reportados en distintos municipios de la región con sintomatología de envenenamiento por plaguicidas.
La problemática no es exclusiva de Autlán; en la cuenca del río Ayuquila-Armería diez municipios concentran la comercialización de al menos 143 tipos de plaguicidas; Palo Blanco y Ayuquila en El Grullo y Tuxcacuesco, son los sitios que usan el mayor número de estos químicos.
Lo anterior ha provocado que peces de la cuenca, como la tilapia, presenten concentraciones de plaguicidas en su organismo. Un tema preocupante es que estos peces son consumidos por los pobladores y podría traer consecuencias en la salud de las personas.
*Este artículo es replicado en Verdebandera gracias a la autorización del sitio de noticias Letra Fría