Al principio el gobierno federal no les creyó; luego aceptó que era posible, pero advirtió que no serían capaces de hacerlo solos.
Hoy, ocho municipios de la zona limítrofe de Zacatecas y Jalisco operan un programa inédito de monitoreo, conservación y protección del águila real (Aquila chrysaetos chrysaetos), el símbolo nacional de México.
El 17 de marzo de este año, los presidentes municipales de Monte Escobedo, Tepetongo Susticacán y Valparaíso, Zacatecas; junto con los de Mezquitic, Huejucar, Colotlán y Villa Guerrero, Jalisco, acordaron que la superficie total de los ocho municipios, que suman 12 mil 454 kilómetros cuadrados, sea considerada como región de protección del águila real.
El acuerdo fue ratificado y perfeccionando el 28 de mayo. El siguiente paso será crear una asociación civil que mantenga el trabajo en favor del águila más allá de los cambios de gobierno.
Entre las acciones “de campo”, se encuentra la de preservar el hábitat donde viven otros animales que también son parte de la cadena alimenticia de esta ave rapaz, por ejemplo, ardillas, liebres, conejos y ratas de campo.
Ese territorio, que visto en un mapa es donde Jalisco y Zacatecas se entrelazan como los dedos de dos manos, es posiblemente el sitio de México donde se han contabilizado más nidos de águila que aparece en todas las banderas, monedas y escudos patrios.
El pasado invierno se identificaron 18 puntos de anidamiento, así como el nacimiento de 15 polluelos, de los cuales sólo nueve sobrevivieron hasta dejar el nido.
Aunque actualmente la Norma Oficial Mexicana considera al águila real como especie amenazada, expertos consideran que debería ser calificada como especie en peligro de extinción. El Subcomité Técnico Consultivo para la Recuperación del Águila Real, que es un órgano asesor del gobierno federal, considera que en el país hay un estimado de entre 90 y 120 parejas de ese tipo de águila
De 1996 a 2006 se encontraron 24 águilas reales muertas debajo de líneas eléctricas.
Los ocho municipios aliados en favor del ave se localizan en una región donde conviven montañas pobladas de encinos y madroños que cuentan con más de 100 años de antigüedad, junto con barrancas profundísimas, en cuyo fondo hay cuerpos de agua dulce.
El proyecto es inédito porque nace de la base, de los propios pobladores de los municipios, que después de observar durante 13 ó 14 años los ritos y sitios de anidación del águila, buscaron formalizar las acciones de protección para que perduren en el tiempo.
“Al principio acudimos a la Profepa y a los institutos nacionales y estatales de ecología, pero consideraban que no estábamos capacitados para realizar actividades de monitoreo y protección. Hicimos trámites e incluso se perdieron los documentos. Ahora demostramos que sí hay águila real y que los habitantes y las autoridades locales hemos hecho acciones para preservarla”, explica en entrevista Jesús del Real, presidente municipal de Monte Escobedo.
Un ejemplo de la observación y el conocimiento que tienen quienes habitan la zona, son las palabras del guía Carlos Carrillo, quien describió el cortejo del águila en el boletín Biodivérsitas de la Conabio:
“Durante el cortejo, mientras la hembra está perchada y mirando, el macho realiza muchas acrobacias: se eleva aleteando para después bajar dejándose caer por unos 200 metros con las alas cerradas; esto lo repite hasta cinco veces seguidas. También suele pararse en el suelo y tomar entre sus garras una piedra de hasta medio kilo, con ella se eleva a unos 500 metros, después la suelta en picada, vuela para agarrarla en el aire y suele repetir la acción hasta tres veces seguidas”, cuenta Carrillo, quien junto con Jesús Blanco y Fernando Arenas han impulsado este proyecto desde la sociedad civil.
“El proyecto tiene el apoyo de muchos de los habitantes de la zona porque empezamos a informar sobre la presencia de estas águilas en las primarias, secundarias y preparatorias.
“Luego los niños y jóvenes fueron con los padres y les contaron de lo especial que es la región por tener al águila y cambió la manera de pensar en ella, pues antes se le veía como amenaza para los borregos y cabras.
“Ese cambio del pensamiento es lo que nos hace ser optimistas y pensar que esto puede durar y crecer”, concluye el presidente municipal de Monte Escobedo.
– Claves
Los objetivos
• Ocho municipios de Jalisco y Zacatecas declararon casi 12 mil 500 kilómetros cuadrados de sus territorios como zonas de protección del águila real.
• Se estima que en el país sólo hay entre 90 y 120 parejas libres del águila que aparece en el escudo nacional, la bandera y las monedas mexicanas.
• Los gobiernos municipales buscan crear una asociación civil que permita que el esfuerzo perdure más allá de los cambios del gobierno y que sea apoyada por Semarnat, Profepa y Conafor.