El caso de Empresas Públicas de Medellín: independencia de la política y alto sentido del servicio, claves en logros
Guadalajara. Agustín del Castillo. Público-Milenio
Si en México, la experiencia de las empresas públicas suele remitir a ideas como burocracia, ineficiencia y corrupción, en Colombia, hay ejemplos diametralmente opuestos, que demuestran que servicios públicos, paraestatales y calidad pueden ser conceptos aliados: se trata de Empresas Públicas de Medellín (EPM), un conglomerado que reúne los servicios de agua potable, alcantarillado, saneamiento, energía, gas y teléfono, que es propiedad del municipio y que ganó en 1999 un galardón como «la empresa del siglo XX» en ese país sudamericano.
En la XXII convención anual de la Asociación Nacional de Empresas de Agua Potable y Saneamiento (ANEAS), que se realizó la semana pasada en esta ciudad, en la mesa de trabajo sobre «competitividad en los servicios de agua y saneamiento», se hizo una presentación de sus logros, con énfasis en cómo se logró y por qué.
Empresas Públicas de Medellín «es una entidad descentralizada del orden municipal creada en 1955. Su objeto social es la prestación de los servicios públicos […] su patrimonio y sus rentas son propios, totalmente separados de los bienes y de los fondos comunes del Municipio de Medellín», señala el documento difundido en la reunión.
Su mercado principal es Medellín y el área metropolitana del Valle de Aburrá, pero hay un mercado regional que incluye Aguas del Oriente Antioqueño (El Retiro), Aguas de Urabá, Aguas de Occidente, y otros mercados nacionales como Bogotá, Manizales, Armenia, Pereira, Bucaramanga, Barranquilla, Cartagena, Cali y Quibdó.
«EPM Aguas atiende 3.6 millones de habitantes de Medellín y su área metropolitana mediante el manejo integral del ciclo del agua: suministro de agua potable, recolección y tratamiento de aguas residuales». Sus indicadores: 99.99 por ciento de cobertura de agua, 96 por ciento de alcantarillado. Las utilidades netas anuales andan entre 84 y 91 millones de dólares anuales.
¿Cómo y por qué se logró? «Es una larga historia de buen gobierno corporativo: los bienes y rentas de EPM se manejan con total independencia del propietario: Municipio de Medellín»; siempre ha contado con autonomía presupuestal y administrativa; todas las decisiones de inversión se toman por la junta directiva con base en estudios rigurosos realizados en lo técnico, financiero y jurídico; «sus relaciones con el municipio se basan en reglas a largo plazo, orientadas a garantizar la sostenibilidad y el crecimiento de la organización y a producir un flujo de transferencias creciente y racionablemente previsible para su dueño»; hay transparencia en la contratación, «ortodoxia financiera», y un sistema de selección y promoción basado en el mérito.
Para EPM, «ser competitivo significa ser la mejor opción frente a otras para desarrollar negocios, lo cual lo lleva a desarrollar ventajas competitivas y a establecer alianzas» en las cuales se aporta capital por parte de terceros, se considera nueva tecnología y se insertan mejores prácticas.
El ejemplo de EPM demuestra que la empresa pública no tiene por qué ser la casi completamente desalentadora experiencia mexicana.