Una expedición de científicos británicos, que buscaba en Costa Rica vestigios del extinto sapo dorado, fracasó en su objetivo, pues no encontraron indicios del anfibio.
Los británicos estuvieron dos días en el bosque nuboso del Parque Nacional Monteverde, 140 kilómetros al noroeste de San José, sin lograr dar con el sapo dorado, indicó hoy a Efe Alan Pounds, biólogo del Centro Científico Tropical (CCT).
«No hay nada para reportar en este momento», aseguró Pounds, a pesar de que la nueva investigación fue encabezada por el herpetólogo británico Andrew Gray, con científicos de la Universidad de Manchester y el Zoológico de Chester de Gran Bretaña.
En Costa Rica, país que posee el cuatro por ciento de la biodiversidad del planeta, habitan 181 especies de anfibios, pero la del sapo dorado desapareció desde finales de la década de los 80.
Según los expertos, ese camino es el que parecen seguir otras 23 multicolores y exóticas especies como las ranas arlequines, las ranas de hojarasca, algunas ranas venosas y la mayoría de la familia de los sapos (seis de 14 especies están gravemente amenazadas).
Además de las 23 en peligro grave, otras 22 especies tienen poblaciones muy reducidas y 20 se consideran vulnerables.
Sólo 87 poblaciones de los 181 tipos de anfibios del país están en buenas condiciones, según los estudios biológicos.
Las investigaciones señalan a dos principales culpables de esta alarmante situación: el calentamiento global y un hongo común llamado quitridio, que afecta a la piel de estos animales.