Por: Sergio Hernández Márquez (@sergio2hm)
15 de diciembre de 2019.- Las negociaciones que se llevaron a cabo en Madrid buscando salvar el planeta de una catástrofe climática fueron un fracaso.
Los países asistentes a la COP25 no se comprometieron a planes más ambiciosos en cuanto a la reducción de sus gases de efecto invernadero y el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterrez expresó abiertamente su decepción.
«Estoy decepcionado con los resultados de la COP25. La comunidad internacional perdió una oportunidad importante para mostrar una mayor ambición en mitigación, adaptación y financiamiento para enfrentar la crisis climática», expresó a través de su cuenta de Twitter.
«Pero no debemos rendirnos, y no me rendiré. Estoy más decidido que nunca a trabajar para que 2020 sea el año en que todos los países se comprometan a hacer lo que la ciencia nos dice que es necesario para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050 y un aumento de temperatura de no más de 1.5 grados».
La Conferencia de las Partes 25, de los países que integran la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, tuvo lugar en Madrid y culminó este domingo, dos días más tarde de lo previsto, precisamente por la falta de acuerdos ante la gravedad de la situación que enfrenta el planeta.
La tendencia actual es que a finales de siglo el planeta tenga una temperatura promedio 3 grados más elevada que al inicio de la Revolución Industrial. En estos momentos la elevación de la temperatura ya es de 1 grado.
El problema es que se ha determinado científicamente que subir más allá de 1.5 grados, como es la tendencia que lleva a 3 grados, traerá muy graves consecuencias por deshielos, inundaciones, cambios en los patrones de comportamiento de las especies de flora y fauna, extinciones, hambrunas, escasés de agua y desastres naturales, entre otras consecuencias.
Para cumplir con la meta de que el mundo sólo se caliente 1.5 grados se requiere que a partir del año 2020 las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan 7.6 por ciento al año, lo cual no se podrá alcanzar con los compromisos mostrados por los países en sus documentos presentados ante la ONU que se les conoce como Contribuciones Previstas Determinadas (NDCs).
En el año 2015, en París, los países acordaron hacer un esfuerzo para que la temperatura no aumentara más allá de 2 grados Celsius, y para ello cada país debería presentar sus compromisos en sus NDCs. Ya que los presentaron, la ONU se dio cuenta que los compromisos son en realidad pocos, y que si los cumplen la tierra se va a calentar 3 grados para finales del Siglo 21.
Para el mes de septiembre, el Secretario General de la ONU citó a todos los países del mundo a acudir a las oficinas de Naciones Unidas en Nueva York para una Cumbre del Clima en la que el eje era solicitar acciones más ambiciosas, donde hubo muchos discursos, muchas promesas y también ausencias.
La Conferencia de las Partes de Madrid terminó con «acuerdos» que no traen nada concreto. El primero de ellos es que en el año 2020 los países presenten planes de reducción de emisiones de carbono más ambiciosos cuando lleguen a la COP25 que se hará en Escocia.
Otro acuerdo es darle más énfasis al sustento científico en las Contribuciones Previstas Determinadas, para lo cual se emitió una guía titulada «10 New Insights in Climate Science» (10 nuevas perspectivas en la climatología), presentada el 67 de diciembre por la la Secretaria Ejecutiva de ONU para Cambio Climático, la mexicana Patricia Espinosa.
«Los gobiernos tienen previsto presentar planes de acción nacionales sobre el clima el año próximo. Esta evidencia científica, junto con múltiples ejemplos de acción para abordar el cambio climático, debería ser útil para que los países adopten objetivos mucho más ambiciosos», comentó Esponosa.
Mercados de carbono
Lo que fue el gran atorón en la COP25 fue la negociación del tema del mercado del carbono el cual involucra a países y empresas.
Este mercado implica ponerle un precio al carbono y las empresas entonces comprarían una especie de derechos a seguir emitiendo gases de efecto invernadero. Como les saldría caro, la tendencia es que las empresas en determinado momento tengan procesos neutrales, de cero emisiones.
Ya había un mercado de emisiones en el Protocolo de Kyoto que se firmó en 1997 y entró en vigor en 2005, pero que ahora se sustituye por el Acuerdo de París del 2015, que entra en vigor en 2020 y que debe llevar reglas más efectivas en las que no se ponen de acuerdo.
Las negociación también fracasó hace un año en la COP24, que se llevó a cabo en Polonia.