Por Agustín del Castillo
12 de septiembre de 2014.- La gran extensión y capacidad de almacenamiento del Lago de Chapala, así como el dinamismo de sus ríos contiguos, permite que sus problemas de contaminación se diluyan frente a la problemática de infraestructura que se encuentra sin operar.
Casi la mitad de sus 51 plantas de tratamiento de aguas residuales (24 instalaciones), no son operadas en la actualidad, sea por problemas financieros o por la obsolescencia de su tecnología.
El resultado es que estas 24 plantas arrojan 241 litros por segundo de agua contaminada, sin tratamiento alguno, a la región de Chapala en la que se encuentran, ya sea directamente al vaso lacustre o sus alrededores.
Por otro lado, en las plantas que sí funciona, se tratan 1060 litros por segundo.
La diferencia entre ambas descargas es que mientras las descargas no tratadas contienen un promedio de 300 miligramos por litro de demanda bioquímica de oxígeno, la que sí se trata sólo trae 60.
Allí no terminan los problemas: además de restablecer la operación de esas plantas, están pendientes de construirse al menos nueve más, en poblados que actualmente arrojan su carga cruda a la cuenca.
Más grave es todavía la llamada “contaminación difusa”, sobre todo de la agricultura y de tiraderos a cielo abierto, que representa carga orgánica y tóxica que no ha sido controlada.
Jalisco posee la mayor parte del vaso, pero la cuenca del lado de Michoacán tiene mayor producción agrícola bruta, e importantes centros urbanos sin tratadoras de agua.
En resumen, con este cóctel de contaminantes, si Chapala fuera una cuenca endorreica (cerrada) como Cajititlán, ya habría destruido toda su diversidad biológica y padecido crisis de calidad de agua severas, pues no se debe olvidar que el mayor vaso lacustre del país es la principal fuente de abastecimiento de agua de la zona conurbada de Guadalajara.
La “ventaja” es el tamaño del lago y de su cuenca. Pero eso no elimina el mal, sólo lo diluye.
Datos
En la página web http://www.ceajalisco.gob.mx/plantas_tratamiento.html está contenido el padrón completo de las plantas de tratamiento del estado de Jalisco. Si se revisa municipio por municipio, se pueden separar los datos de trece demarcaciones que se extienden sobre la cuenca directa del lago de Chapala y las del alto Santiago –que nace en el lago- y del río Zula –que nace en la región Los Altos Sur y desemboca en Ocotlán-.
En orden alfabético: los municipios de la región donde se distribuyen las 51 plantas de tratamiento son:
Arandas
Atotonilco el Alto
La Barca
Chapala
Ixtlahuacán de los Membrillos
Jamay
Jesús María
Jocotepec
Ocotlán
Poncitlán
Tizapán el Alto
Tuxcueca
San Ignacio Cerro Gordo
Plantas de tratamiento sin operar:
*Arandas: Fraccionamiento Santa Bárbara, tres litros por segundo
*Atotonilco el Alto: El Nacimiento, tres litros por segundo
*La Barca: Zalamea, dos litros por segundo
*Ixtlahuacán de los Membrillos: Los Girasoles, Puerta del Sol, Rinconada La Loma, Residencial La Capilla, Los Olivos 1 y Los Olivos 2; 70 litros por segundo
*Jesús María: cabecera poniente y Ayo el Grande; 6 litros por segundo
*Jocotepec: Potrerillos San Pedro Tesistán, Las Trojes; 8 litros por segundo
*Ocotlán: Odis, Rincón de la Arboleda, Hacienda del Rincón y La Labor Vieja; 29 litros por segundo
*Poncitlán: cabecera municipal, Cuitzeo, Mezcala, San Jacinto, San Juan Tecomatlán y San Pedro Itzicán, 65 litros por segundo
Caudal total máximo no tratado: 241 litros por segundo
FUENTE: Comisión Estatal del Agua (CEA)
Caso grave
El caso más grave en términos de la infraestructura existente es el municipio de Poncitlán, que posee seis plantas de tratamiento en la cabecera municipal, las localidades de Cuitzeo, Mezcala, San Jacinto, San Juan Tecomatlán y San Pedro Itzicán, pero ninguna funciona. Toda esa agua residual va directa al lago.
Jocotepec no trata el agua en Potrerillos, San Pedro Tesistán y Los Trojes, y en contraste, las cuatro plantas del municipio de Chapala sí funcionan.
Buena parte de la explicación del éxito o fracaso deriva de la intervención de la propia Comisión Estatal del Agua (CEA), que opera de forma directa 19 plantas (16, si se hacen a un lado las de Juanacatlán y El Salto, ya en el área metropolitana de Guadalajara): doce en la cuenca directa y cuatro en municipios de la zona del río Santiago. Allí se sanean más de 700 litros por segundo. Si no se diera la intervención estatal, el sistema de saneamiento del lago ya habría colapsado.
Lo que falta
Desde hace cuatro años se identificó la necesidad de hacer nueve plantas de tratamiento más en la cuenca directa de Chapala
Dos en Tizapán el Alto (Mismaloya y El
Tres en Tuxcueca (Puerto Corona, El Tepehuaje y San Nicolás de Acuña)
Una en Jamay (San Agustín)
Dos en La Barca (San Pedro de Ruiz y La Providencia)
Una en el municipio de Jocotepec (El Sauz).
En total, es una carga orgánica de 5,710 habitantes que se va cruda a la misma cuenca.
Estudios científicos
El investigador Francisco Peña, del Colegio de San Luis, en su un artículo titulado “El saneamiento de la cuenca Lerma-Chapala, ¿nudos tecnológicos o baches financieros?”, argumenta lo que sucede en la región con el saneamiento:
“…no solo se construye lentamente y por debajo del crecimiento previsto de la demanda, también existe el problema de que las plantas construidas no entran en operación, tienen interrupciones frecuentes en su funcionamiento o dejan de operar […] ¿se ha optado por las mejores soluciones técnicas o han sido condicionadas por la carencia de recursos y el origen del financiamiento, más allá de lo que la eficiencia de operación recomienda?”, señala el investigador.
También encontramos los argumentos de la maestra Maribel Rivera Chávez, del Instituto Politécnico Nacional, en su tesis denominada “Gestión ambiental de la subcuenca del lago de Chapala sobre fuente de contaminación puntual y difusa”, publicada en 2013.
«La principal problemática identificada fue la mala calidad del agua debido a aguas negras, uso indiscriminado de agroquímicos, deforestación, basura, poca cultura ambiental y falta de ordenamiento […]”, señala la maestra.
El trabajo identifica 300 puntos de contaminación del lado perteneciente al estado de Michoacán, lo cual no puede ser controlado por autoridades de Jalisco, pero que repercute en la salud del lago.
“Existe una situación crítica en cuanto a la contaminación en la subcuenca […] derivando en una intensa dinámica de degradación ambiental así como diversos conflictos entre sectores y usuarios, sobre todo entre el espacio rural-urbano y entre el uso agrícola contra el turístico pesquero”, añade Rivera Chávez.
Costos, el talón de Aquiles
Todas las plantas de tratamiento “son diseñadas para cumplir con la normatividad ambiental, si no lo hicieran así no sería aprobadas de principio. Todos los sistemas son eficientes, pero no todos son económicos, sobre todo en el gasto de operación. En esto estriba la diferencia”, advierte el investigador de la Universidad de Guadalajara, Luis Manuelo Martínez Rivera.
A propósito del debate que se realiza en El Grullo sobre la sustitución de un proyecto aprobado de humedales artificiales por una planta de biodiscos, que demanda más electricidad, apunta en un artículo:
«En el estado de Jalisco se han construido plantas de tratamiento con sistema de biodiscos pero solo una está en operación actualmente. Con este sistema se deberían tratar 125 litros por segundo, pero solo se trata 12 por ciento de las aguas, y además, se desconoce la eficiencia real de cómo opera esta planta en Ixtlahuacán de los Membrillos”, indica Martínez Rivera.
“El tratamiento del agua es un servicio que el municipio está obligado a realizar de acuerdo con el artículo 115 de la Constitución y por la cual se cobra a los usuarios del servicio”.