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Nos chingaron de a tiro; la CFE no cumplió, dicen los desplazados por la presa El Cajón

Don Higinio López, habitante de El Ciruelo, municipio de Jala Foto: HÉCTOR JESÚS HERNÁNDEZ

Jorge Covarrubias – LA JORNADA JALISCO
(II parte)
Lo mismo que prometen las autoridades a los pobladores de Temacapulín, lo prometieron hace unos años en Nayarit, donde se levantó la presa El Cajón, en el poblado de El Ciruelo, municipio de Jala; mejor calidad de vida, acceso ilimitado a la pesca y una buena indemnización.

A la fecha los ejidatarios indígenas de Cantiles, municipio de Santa María del Oro, y los habitantes de El Ciruelo siguen exigiendo a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que cumplan con los ofrecimientos hechos. don Higinio López Delgado es uno de los campesinos que perdió sus tierras, y su ganado. Con amargura relata a La Jornada Jalisco la serie de engaños y atropellos que sufrieron por parte de la paraestatal, y como es que vivió el momento en que comenzó a inundarse su pueblo, pues dice él, fue el último habitante en salir.
“…Los corruptos que nos dejaron abandonados, nos acabaron nuestras huertas, nuestros pastizales, nuestro ganado y nuestros corrales, nuestros… todo, y no nos han pagado a nosotros nada, porque no queremos una miseria, no queremos cualquier basurita. Ta bien, que nos paguen, pero que nos paguen un precio justo, no injusto edá … ¿Por qué?, porque yo como les digo, yo ya estoy viejo, ya no vuelvo a hacer un patrimonio como el que tenía. De tantos, 72 años viviendo ahí, pues está cabrón, no está fácil.

El otro día venimos en la hora de las secas, venimos ahí a Hosto (Hostotipaquillo), y ahí estaban los señores que andan lavándole el coco a la gente. Dije, no se crean, son unos corruptos, y ojalá que hubiera venido Toño Iglesias (gerente regional de la Cuenca Lerma–Chapala) pa’ decirle en su cara que son unos corruptos, prometen mucho y no cumplen nada.

Quedaron la carretera balastrearla (sic) hasta El Ciruelo, de dos carriles, hay partes que pasa la camioneta, pusieron unos empedrados nomás en la pura tierra, xal, pasan las camionetas y derrumban todo aquello, es un cochinero que está en la carretera.
Ora el agua, una tubería corriente que junto mucho sarro, mucho moho y llega ya como es que agua de fanta, ojalá y estuviera sabrosa, pero es un cochinero. Y luego nosotros teníamos corrales para arrear mulas, para nuestro ganado, nada nos hicieron, nos pusieron ahí nomás unas telitas de alambre y pues no podemos tenerlos … A nosotros, a mí y a dos sobrinos, teníamos 87 reses, chico y grande, se nos murieron 32 reses, 30 vacas grandes y dos becerrillos chicuelotes, y en esas son 30 y tantas reses, 11 vacas con becerrito, que criaron, se rodaron al agua y ahí están.
Tenemos un puñito de becerritos que criamos con mucho fatiga, comprándoles leche pa’ darles porque cómo, y ya de ahí pa’ que empezaran a comer pasturita, un gastazo tremendo, pero no nos hacen caso.
Andamos 10 disconformes, no nos niegan, pero a darnos una miseria, no nos quieren dar… A mí nomás sólo me quieren dar 374 mil (pesos). ¿Qué hago con 374 mil?, ¿Qué compro?, ahí me dijo un vale, no pues algo se compra. Nooooo… no, no, yo ya a mi vida ya no puedo hacer un patrimonio, necesito que me den algo para medio sobrevivir, llevármela bien tanteada, pues ya pa’ mi vejez de a tiro. Ah, pues no quieren.

El gobernador Ney González nos llevó a México y allá dijo si Comisión (Federal de Electricidad) da un peso yo doy dos, pero que ya las cosas se arreglen. Desde en octubre que nos llevó, y hasta ahorita no le hemos visto la cara. El otro día lo vide (sic) y le dije qué pasó… Con qué … Cómo con qué, sí ahí no nos llevaste a México que dijiste que tú si Comisión daba un peso, que tú dabas dos, pero que ya las cosas se arreglaran. Ah pues no, tenemos mucho trabajo, no me han recordado… pues no da número de teléfono, le dije, no da número teléfono, pa’ estarlo acodillando… No, pero ahí está el presidente municipal, le dijo ahí, de hoy a esta semana me los llevas.
La otra siguiente semana anduve buscando al presidente y duro, y duro pues a mí me urge, y nomás no lo hallaba, que no está, y a veces estaba y lo escondían, y ya el día que lo hallé le dije ‘ira vale vas a llevarnos o no nos vas a llevar’. Dijo ‘pues no me ha hablado el gobernador’… Y el gobernador qué tiene qué hablar, tú, aquí tengo a la Comisión del Ciruelo, dime qué día te los llevo, no hasta que te hable él, pues cuándo te va a hablar.

Pos ya nomás dije, al cabo que se te va a ofrecer, y ahorita anda carreteando un amigo de ahí Jala, que quiere ser presidente municipal de Jala, de ahí del PRI. Yo sabe qué día fue, estaba yo acostado en un sofacito ahí, y ni me levanté, le saludé de mala gana y me dijeron ‘vale no saludaste al presidente’. Ah… chingue su madre, gente cabrona, al cabo ya va de salida, ni que fuera entrando.
Yo no le tengo miedo al gobierno. Un día le pidieron una ayuda a unas mujeres de ahí de Jomulco al gobernador Antonio Echeverría, y luego se para el cuello diciendo: ‘señores da vergüenza decir se le acabó el agua al bule’, estaba cerquita de conmigo; no le tome, usted es el que se la está acabando, le dije, y a los campesinos que nos deja. Y así también ahí, que llueva parejo, y que llueva parejo, pues con él llueve parejo y más, no nos ha echado la mano.
Pero ahí andamos queriéndole hacer la lucha todavía y venimos aquí pues a cargar las pilas, porque allá hasta los de nuestro rancho dicen agarren lo que les den. Nooo … no, no. Yo, si no me dan una feria que me convenga, que no me den nada, no me muero de hambre, pos qué tiene, pero hay que torearlee.
–¿A cuántos campesinos afectaron?
–Pos a varios, pero todos… Es que Comisión no es tonta, esa gente que ponen en Comisión empieza a atrapar, atrapar, atrapa al comisariado, al juez y ya con eso está bien. Le dijeron al comisariado y al juez, te vamos a dar de comer tres años, nada, y le vamos a dar chamba a tu familia, hombres y mujeres, vas a ganar una buena lana. Ah, ya con eso andaban pa’ allá, haciéndose, ya no nos hicieron caso.
El presidente municipal que estaba ahí era Toño Camberos, dijo, traten, a mí no me han dado un cinco… Por qué metes cuadril antes de la sal, dije yo, por qué dices que no te han dado dinero, es que ya te dieron. Y luego decían los de la Comisión que no tenían iglesia, no tenían escuela, no tenían nada.

¡Todo teníamos!, pobrecitamente la iglesia, pero está en un video, está en un disco, una muchacha lo pasó antier, ahí por la esa tele.
Yo soy un viejito cabrón, todo greñudo, barbón, pero ahora ya me rasuré, y ahí anda uno. Nosotros agarramos las gallinas en los ranchos, ya ve que puercos, gallinas están sueltos. Ah, viene el agua, ya porque el agua… y nos metieron gente de por el área de Huitapilco a sacar madera y tilichis (sic), si no, todo se hubiera ahogado, yo era de los de más abajo, y luego todavía me decían, ¡No que no te salías!, me decía un cabrón.

Le dije: ira vale no me estés dando lata porque vamos a salir mal, otro vale de Comisión. Entonces, dice, si no quieres salirte te amarro a un balde, le dije ‘ámonos (sic) amarrando a ver cuál es el que va a llorar ya cuando estés tomando agua, pues tú vas a llorar.
Y así, nos trataron mal, semos (sic) once, pero un vale ya se dividió con nosotros, él anda con otro señor que es un … según él es licenciado de mucha sabiduría, un Pedro Corrales, León Corrales, de aquí de Guadalajara, y yo un día le habló un muchacho que se iba ir a Jala, y le dijo no, no voy.
Entonces nosotros fuimos pa decirle al otro vale que andaba con otro, no que repuntual tu licenciado y allí lo hallamos, qué pasó… no pues que aquí… nomás porque no le dimos de tragar un día que fue, pues luego, andaba en el pueblo, yo creo que sí traiba (sic) dinero pa’ que hubiera comprado comida.

Hicimos comida, pero la comida la hicimos a la una, y llegó a las 4 de la tarde, ya qué. Y de ahí pa’ acá nos agarró mal de ojo, quería que le firmáramos lo que íbamos a dar ya de indemnización a él, el 7 por ciento. Le dijimos ‘no nos has presentado ningún trabajo que nos acredite que sí ya vas a aventajando. No nos tengas desconfianza, pagándonos, te damos el cheque, te vas con nosotros y lo feriamos’. No pues se enojó y nos dejó.
–¿Se refiere a Pedro León Corrales (Integrante del Instituto de Derecho Ambiental)?
–Es un corrupto, yo se lo digo en su cara, no le tengo miedo. Traíamos otro que se llama Alejandro López Aguayo, ese cuando menos no nos ha fallado, tal día les caigo, tal día nos vemos, y zas, va. No puede hacer nada porque es una cosa seria con lo que andamos peleando, Comisión Federal, que dicen que no se puede, sí se puede, nomás que la gente se amarre.
–Regresar a sus lugares de origen ya no, porque la presa está llena.

–Ya está llena la jija de la madre, ya tiene un año o más llena. Entonces a arriesgarse uno allí, nos acabaron la huerta de ciruelos, que ahí traigo hasta un puño de ciruelas pasas.
–¿Cómo cuántas hectáreas?
–Pues no, no recuerdo muy bien, pero muchos árboles se inundaron, a mí me quedó una parte aquí arriba en una mesa (meseta) y de ahí, si yo me pongo a cosechar, un arriero que trabaje, me saco como una o dos toneladas y media de ciruela pasa.
–¿Los reubicaron arriba de la presa?
–Arriba, pero es un desmadre, es un rancho más caluroso porque lo empedraron y luego están las plataformas más altas que hay, se vienen piedras en las aguas, pues están en la… que matan a una familia, alguna camioneta.
–¿A cuántas familias reubicaron?
–Son 32 casas, pero no todas tienen gente ahí, unos viven en otro parte, pero tienen propiedad ahí y les hicieron casa. Pero hay como unas 28 casas con familia ahí, pero el agua no le digo que cochinísima, cochinísima y nos andamos peleando con que nos pongan una tubería buena, no un cochinero, porque luego luego se le hace mucho moho, sarro, apestoso de por sí. Ya ve no tenemos tapados bien los resumideros, se le meten iguanas, sapos.
–¿Su casa estaba grande, era un rancho?
–Sí, era un ranchito de yo, y una hermana y unos sobrinos. Pero fue el primerito que se ahogó, no todos vacilándose, ¡No que no te salías!, pues a huevo, ni modo de ahogarme ahí, y al rato empezó a llegar en término como de un mes o mes y medio se inundó todo el rancho.

Unas casas quedaron todavía armadas allí, y la fregada. Por ahí, hay un video cuando la iglesia va como a medias de la puerta, ya andaba muy en la tarde, y le dije yo a un vale, vámonos saliendo, si no después no vamos a hallar ni por dónde salirnos. Pues sabemos nadar y andaba una lucha, pero después se pone trabajoso.
–¿Cuánto pedía usted para dejar su casa?
–Nosotros pedíamos 40 millones, lo hemos pedido para diez porque yo tenía 5 hectáreas de zacate llanero y otro sobrino mío, yo también tenía porque ese está en el norte, pero son de él, otras 2 hectáreas de zacate llanero y luego ahí los ciruelitos, a mí me inundaron como 200 árboles. Cuando llegaron la primer vez querían pagar 250 pesos el árbol, nooo … ese árbol nunca se acaba, se cae un árbol a los 8 ó 10 días que no vaya uno a su potrero, los ve uno, le mocha una rama y siguen jalando. No se acaba, es como la cosecha de mujeres, esa nunca se acaba.
–¿Se identifica con el problema de Temacapulín?
–Bueno, venimos aquí nomás a acompañarlos, a platicarles que no se dejen, nomás que no les firmen nada a nadie de los de Comisión y no se arregla nada. Estuvimos en San Gaspar de los Reyes, ya va pa dos años y no hicieron nada ahí porque la gente se amarró y ni una firma ni nada, y así debe de ser aquí si no quieren que se inunde este pueblito que dicen que el gobernador de Guadalajara que una, dos, tres casitas cayéndose. Qué madres, este pueblito esta bonito y haciendo la presa aquí se va acabar.
–¿Cree que a ustedes les hizo falta más resistencia?
–Pues sí, es que mire, es que los de la Comisión llegan muy mansitamente (sic), miren que venimos con el acuerdo de que van a hacer un presa, van a tener muchos beneficios, van a pescar, van a sacar mucho pescado, ya eso de andar trabajando ya no, ya van a tener una vida más mejor, más bien a gusto. Y qué es lo que pasa, pues cuál, ahora pa’ los permisos de la pesca, no nos los quieren dar, y al que hallen pescando se lo llevan a Tepic, al bote.

Oye pues entonces qué buena ganancia. Pero ya le digo a nosotros nos chingaron de a tiro, y luego el ganado, se los van a pagar, se los van a pagar, pues cuándo, si ya ese ganado fuera produciendo algo, unas vacas que estaban cargadas se murieron, no hubo crías y las que hubo pues se ahogaron.

Redacción Verdebandera