La hembra portaba un collar que transmitía señales a un satélite, como parte de un estudio realizado por el Instituto de Ecología de la UNAM
Comunicado de Naturalia A.C
15 de marzo de 2014.- Los restos quemados de una hembra de jaguar (Panthera onca), especie prioritaria y en peligro de extinción, protegida por la Norma Oficial Mexicana 059, fueron encontrados el pasado 28 de febrero en el rancho Cueva Blanca del municipio de Granados, perteneciente al Sr Jesús Barceló.
Este hallazgo fue posible gracias a que la hembra portaba un collar GPS que transmitía señales a un satélite, como parte de un estudio realizado por el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (IE-UNAM) para conocer más sobre los hábitos alimenticios de esta especie.
Se denunció el caso y personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y de la Procuraduría General de la República (PGR) ya han iniciado las investigaciones para encontrar a los responsables de lo que aparentemente fue un caso de envenenamiento intencional y por lo tanto un grave delito ambiental que ameritaría penas severas.
“Cerca del sitio de la muerte de la hembra se encontraron los restos de un pecarí (Pecari tajacu), conocido localmente como cochi-jabalí que tenían señas de haber sido parcialmente devorados por la hembra” señaló la veterinaria Ivonne Cassaigne, adscrita al proyecto del IE-UNAM.
“Esto y el hecho de que alguien llegó directamente al sitio para quemar el cadáver, antes de que transcurrieran ocho horas de su muerte, nos hace suponer que la carne del cochi-jabalí pudo ser envenenada intencionalmente, sabiendo que la hembra regresaría a seguir comiéndolo y que moriría al hacerlo. De ser así, la misma persona que lo envenenó, o quien haya matado a esta jaguar por ese u otro medio, regresó a eliminar la evidencia de lo que constituye un delito federal.”
La investigadora señaló que “según el comportamiento registrado, la hembra posiblemente estaría amamantando una o más crías que la habrían acompañado al momento de su muerte, lo cual, si se confirma, también deberá contemplar la muerte de estas crías”.
La veterinaria destacó que este proyecto cuenta con el apoyo de ganaderos de la región quienes han constituido la Asociación para la Conservación del Jaguar en la Sierra Alta de Sonora, como mecanismo para buscar soluciones prácticas y legales que permitan reducir sus pérdidas sin afectar a las especies protegidas.
“No todos los ganaderos matan a los depredadores y hay quienes coadyuvan en su conservación, por lo que es importante dar crédito a los que lo merecen.”
Juan Carlos G. Bravo, Director General Interino de NATURALIA, A. C., comento que dicha institución creó y maneja la Reserva Jaguar del Norte, localizada en esa región para proteger a la especie, también en colaboración con ganaderos del municipio aledaño de Sahuaripa, agregó:
“Esta hembra, a la que llamábamos Corazón, tenía un valor excepcional para todos los que trabajamos por la conservación del jaguar en Sonora. La conocíamos desde que era cachorra por una fotografía obtenida con una cámara de sensor de movimiento en la Reserva Jaguar del Norte, donde probablemente nació, en 2006. La bautizamos por la marca en forma de corazón que tenía en su hombro izquierdo. Gracias al trabajo del IE-UNAM y sus colaboradores supimos que se reprodujo al menos tres veces, lo que a sus ocho años de edad, la hacía una importante matriarca reproductiva de esta población, la más norteña de todo el continente americano. Su muerte es una pérdida irreparable para todos los sonorenses y todos los mexicanos y esperamos que no quede impune, como han quedado las muertes recientes de jaguares en otros estados.”
Los grupos que trabajan por la conservación del jaguar a nivel nacional se han solidarizado con esta pérdida y consideran muy grave el caso en la población sonorense de jaguar, ya que esta es la población de distribución más al norte de la especie, es la única adaptada a vivir en el desierto y no es muy abundante, por lo que la muerte de un ejemplar hembra en buen estado de salud y edad reproductiva, constituye un atentado contra esa población del mayor felino de América.
Erik Saracho Director de la Alianza Jaguar A.C. anota que “Este tipo de casos, aunque pudieran estar motivados por la posibilidad de un ataque del depredador a animales domésticos, no están nunca justificados. Los casos de muerte ilegal que se han logrado documentar son tan sólo una fracción, sin duda menor de los que acontecen actualmente en el país. En casos similares que sucedieron recientemente, desagraciadamente ni la PROFEPA ni la PGR han actuado con suficiente determinación para lograr castigar a quienes han matado ilegalmente jaguares y otras especies protegidas por las leyes federales mexicanas. Como sociedad los mexicanos no debemos tolerar un lamentable estado de impunidad ante graves delitos ambientales como este».
Por su parte el Dr. Rodrigo Núñez, Presidente del Grupo de Expertos del Jaguar y otros Felinos Silvestres, hizo saber que “El grupo está preparando comunicados para exigir una respuesta oportuna y contundente de las autoridades, que deje claro de una vez por todas que este tipo de delitos ambientales también deben castigarse y que la extinción de una especie no es aceptable” concluyendo que convocarán al público en general a sumarse a su demanda.