Investigadores y colaboradores del CICESE han descubierto que el magnífico depredador marino está más íntimamente ligado a la península de lo que se pensaba
Por Erick Falcón. Imágenes: CICESE/Truthaquatics/Sharkdiver
Escuchar su ‘nombre de pila’ provoca una dilatación de pupilas casi instantánea. Pero las probabilidades de encontrarse en combate frente a frente con el formidable tiburón blanco son tan risibles que es miles de veces más probable morir ahogado o de un ataque cardiaco en medio del mar que servir como cena de este escualo.
Contra la creencia mediatizada que le promociona como un depredador fiero y al acecho de los seres humanos que se adentran en sus dominios, el gran tiburón blanco es en realidad una especie poco comprendida y cuyo manejo y conservación en México han sido complicados debido al desconocimiento sobre su origen, hábitat y modo de vida.
No obstante, poco a poco las dudas que se tienen sobre el tiburón blanco han comenzado a despejarse gracias al trabajo de un equipo de investigadores y colaboradores del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), que han descubierto que el magnífico depredador marino está más íntimamente ligado a la península de Baja California de lo que se pensaba.
Desde estudiar su conectividad genética con otros tiburones hasta su dieta, presencia en aguas nacionales y sus zonas de crianza, los biólogos de CICESE han estudiado detenidamente esta especie con el fin de entender sus hábitos, costumbres e importancia biológica de esta región y así contribuir a un mejor manejo y conservación del tiburón blanco en las costas del Pacífico y del Golfo de California
El tiburón blanco es una de las especies más conocidas y mitificadas del mundo, pero se desconoce mucho sobre ella, y eso provoca que cualquier intento de manejo en términos de conservación o pesca pueda no ser suficiente si no logramos entender a este animal,” señaló Erick Oñate González, estudiante de doctorado en Ciencias del Mar en CICESE que ha dedicado gran parte de su trabajo a estudiar al tiburón blanco».
Coordinados por el doctor Óscar Sosa Nishizaki, Oñate y un grupo de colaboradores del Laboratorio de Ecología Pesquera de CICESE han realizado varios estudios sobre el tiburón blanco a lo largo de la península de Baja California e Isla Guadalupe para los cuales realizaron actividades de marcaje satelital y telemetría acústica para ‘seguir’ satelitalmente a los tiburones, análisis genético para estudiar la conectividad entre las poblaciones de tiburones y muchas entrevistas para determinar capturas incidentales en el sector pesquero, lo cual ha dado nuevas pistas sobre el comportamiento de este depredador.
Podemos aplicar una mejor conservación al entender más sobre cuáles son las áreas más importantes dentro de la historia de vida de los tiburones, y así enfocar mejor la estrategia para ayudar a esta especie,” aseguró Oñate.
Filopatría: los tiburones blancos de BC son una población única
El tiburón blanco (Carcharodon carcharis) es una especie de pez cartilaginoso encontrado comúnmente en todos los mares del mundo, y puede alcanzar una talla de hasta seis metros de longitud, y no los más de 10 metros con los que se le ha estereotipado en películas hollywoodenses.
Aunque los ejemplares adultos se desplazan a lo largo de grandes distancias oceánicas, investigaciones recientes indican que el tiburón blanco tiende a regresar a su lugar de origen por motivos aún desconocidos, posiblemente ligado a un proceso de crianza o apareamiento, algo que los científicos llaman filopatría, uno de los conceptos más novedoso en la búsqueda para entender al depredador más grande de los océanos.
Su madurez sexual tardía (hasta los 9-10 años) combinada con un periodo de gestación de casi un año, su baja fecundidad y tasa reproductiva lo hacen muy sensible a factores ambientales y a la pesca incidental, por lo cual el tiburón blanco es considerado como una especie protegida en estado de vulnerabilidad por las leyes mexicanas y organizaciones como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), y cuya captura dirigida está prohibida y protegida por la norma mexicana NOM-029-PESCA-2006.
En esta región existen dos grupos, o agregaciones, como les nombran los biólogos, de tiburones blancos adultos en la zona de California-Baja California: Isla Guadalupe, que se encuentra a 241 km de las costas del Municipio de Ensenada, e Islas Farallón, localizada a unos 43 km de las costas de San Francisco.
Un estudio liderado por CICESE estimó que la población total de tiburones blancos en Isla Guadalupe es de 113 individuos, mientras que en las Islas Farallón existe una agregación estimada en 219 ejemplares, según determinó otro equipo de investigadores estadunidenses hace un par de años.
La cifra ha sido controversial dado lo reducido del número de ejemplares detectados en ambas zonas, pero el doctor Óscar Sosa afirmó que es prematuro aún hablar sobre una especie en peligro de extinción dado que éstos son apenas los primeros conteos documentados que se hace de la población de tiburones blancos.
Hay que evitar malinterpretar la información que se ha obtenido… ¿Cómo se puede hablar de que el tiburón está en peligro si esto es una primera estimación? Necesitamos estudiar si esto es una tendencia que va hacia abajo o hacia arriba,” afirma Sosa.
Una de las claves para entender el rompecabezas del tiburón blanco es conocer su ‘vida amorosa’, señala el investigador. Los tiburones de ambas poblaciones suelen desplazarse hacia la misma zona oceánica- una región en el Pacífico al que le llaman ‘SOFA’- y después de un tiempo, los escualos regresan a su lugar de origen.
Anteriormente se pensaba que la zona del ‘SOFA’ oceánico era el punto de encuentro para el apareamiento de los tiburones, pero tras diversos estudios de varios investigadores estadounidenses, se sabe que no siempre los machos y hembras comparten esa zona, explicó el investigador.
Este comportamiento y las razones detrás de este aparente ‘encuentro social’ entre tiburones blancos ha sido estudiado durante varios años por científicos en ambos lados de la frontera, y las diferencias de comportamiento comienzan a revelar pistas para entender mejor a uno de los depredadores más malinterpretados de la historia.
En un estudio clave publicado en 2010, un equipo de investigadores estadounidenses liderados por Salvador Jorgensen reveló que los patrones migratorios e información genética de los tiburones blancos afiliados a la población del noroeste del Pacífico, cerca a costas californianas, sugieren que esta especie mantiene nexos con su lugar de origen y tiene un patrón de vida que se liga social y geográficamente con esta región.
Ello permite suponer que estos tiburones son poblaciones únicas y genéticamente distintas a aquellas que se encuentran en Australia y Nueva Zelanda, Sudáfrica y otras regiones. Sin embargo, hacía falta más información sobre las poblaciones de tiburones en el Pacífico mexicano.
Nosotros hemos trabajado en completar las piezas del rompecabezas, y nuestros estudios sugieren que aunque los tiburones del Pacífico Noreste y los de Isla Guadalupe comparten puntos de interés oceánicos, su información genética sugiere que también son poblaciones distintas,” explicó Oñate.
Con ese análisis en mente, los resultados preliminares de Oñate sugieren que hay una mayor probabilidad de que las crías y los juveniles de tiburón blanco que se encuentran a lo largo de las costas de Baja California estén más relacionados con la población de Isla Guadalupe que de la de las Islas Farallón.
Los estudios existentes se hicieron con ADN mitocondrial, una herencia genética que sólo puede ser compartida por la madre de la cría, pero estamos trabajando en un análisis de ADN nuclear que nos pudiese dar a entender más información sobre el origen de ambos padres de una cría,” explica Oñate.
El estudio se realiza como parte de la tesis de doctorado de Oñate González, pero el trabajo con los tiburones blancos ha sido un programa del Laboratorio de Ecología Pesquera de CICESE en el cual han participado muchas personas como Oscar Sosa Nishizaki, César Guerrero, Omar Santana, Emiliano García, Sharon Herzka y Luis Malpica, con el Dr Axayácatl Rocha Olivares y Nancy C. Saavedra del Laboratorio de Ecología Molecular de CICESE, en colaboración con investigadores estadounidenses como la doctora Nicole Nasby Lucas, Michael Domeier, Chris Lowe y Kady Lyon.
Baja California: ‘cunero’ del rey de los mares
Desde su nacimiento hasta la profundidad y distancias que cubre para cazar, la historia de vida del tiburón no ha sido totalmente entendida, aunque los biólogos de CICESE han descubierto numerosas pistas sobre los hábitos de este magnífico depredador.
Tradicionalmente se pensaba que los tiburones blancos eran una especie que cazaba focas, leones marinos y otros pinnípedos cerca de la costa, pero estudios recientes utilizando tecnología de marcaje satelital comienzan a despejar dudas sobre el comportamiento de este depredador marino.
Para entender el concepto del tiburón hay que diferenciar sus tres etapas de vida: las crías de tiburón blanco son aquellas que no rebasan una talla mayor a 1.75 metros, y los tiburones blancos considerados como juveniles tienen una talla entre 1.7 a 3 metros de longitud. Los tiburones adultos, en particular las hembras, pueden alcanzar tallas de entre 4 a 6 metros.
El tiburón blanco se mueve a lo largo y hacia afuera de las costas de México y Estados Unidos: mientras que las crías y los juveniles se mantienen cerca de las aguas templadas de las costas, sólo los ejemplares adultos se aventuran en aguas oceánicas.
Un punto fundamental de los descubrimientos del equipo de CICESE fue observar que los ejemplares más jóvenes del tiburón blanco se mueven alrededor de las costas de la península de Baja California, como lo sugieren registros de capturas incidentales de tiburones blancos recién nacidos en Bahía de Vizcaíno y la bahía del sur de California, cerca a Ventura.
Ello ha llevado a los investigadores a creer en la existencia de varias zonas de crianza de tiburones blancos en las costas de la Península, pero sobre todo en Bahía Vizcaíno, lo cual ha abierto la puerta para una comprensión más profunda de la presencia del tiburón blanco.
Entre 1999 y 2010, los investigadores de CICESE documentaron 111 capturas incidentales de tiburones blancos jóvenes durante diversos sondeos de distintas zonas pesqueras a lo largo de toda la península de Baja California, de los cuales casi el 80 por ciento fueron crías menores a un año, particularmente por la técnica de redes agalleras de fondo en puntos como Laguna Manuela, Popotla, Eréndira y otros campos pesqueros.
En un artículo reciente realizado por Omar Santana, Óscar Sosa-Nishizaki, Miguel Escobedo, John O’Sullivan, Daniel Cartamil y el propio Oñate, el equipo de investigadores determinó que la presencia de ejemplares juveniles a lo largo de la península sugiere que existen posibles zonas de crianza del tiburón blanco, y en particular en la región de Bahía Vizcaíno, aunque aún no se conoce el punto de apareamiento de los tiburones blancos.
A diferencia de las crías, en el Golfo de California se han detectado un mayor número de tiburones de talla juvenil, donde se alimentan principalmente de peces pequeños a medianos y crustáceos. Esto ha llevado a los científicos a opinar que es necesario estudiar esa conectividad entre los tiburones blancos de las aguas del Pacífico con el fin de mejorar los esfuerzos de conservación.
Una vez que tengamos información más precisa sobre los hábitos de vida del tiburón blanco, podremos aplicar programas de conservación y estrategias más enfocadas a preservar las áreas importantes para esta especie de tal forma que nuestros recursos limitados sean usados más eficientemente”, afirmó Oñate.