Por Perry Gottesfeld / undark.org
4 de febrero de 2021.-En septiembre de 2020, Tesla anunció que empezaría a dejar de usar cobalto en las baterías de sus autos en un plazo de tres años, en un esfuerzo para producir vehículos eléctricos con valor de 25 mil dólares.
De alcanzar su meta, esta audaz decisión hará cambiar a la industria haciendo que los automóviles eléctricos sean competitivos contra sus contrapartes tradicionales de combustión interna. Sin embargo, este anuncio también señala uno de los retos fundamentales que complican la transición a los vehículos eléctricos.
Sin cobalto, el incentivo económico para reciclar masivamente las baterías que dan energía a los autos disminuye- lo cual pudiera causar un desastre ambiental.
El cambio a vehículos eléctricos ha sido promovido como un paso importante y necesario para reducir las emisiones de gas invernadero, cuya meta es la de apuntalar los efectos más graves del cambio climático. El cambio también reduciría los costos de salud asociados a las emisiones vehiculares.
Todos los productores de autos tienen actualmente al menos un automóvil eléctrico en producción, incluyendo Daimler, Volkswagen, y General Motors — ya que éstos se han comprometido a eliminar por completo la producción de motores de gasolina y diésel.
Más de una docena de países, muchos de los cuales se localizan en Europa, han expresado que planean prohibir la venta de autos de gasolina y diésel en el 2040 o bien antes. California acaba de anunciar planes para empezar a eliminar autos de gasolina y diésel en 2035.
Sin embargo, los autos eléctricos tienen su propio secretito sucio: cada vehículo eléctrico, y la mayor parte de los vehículos híbridos, utilizan baterías grandes que funcionan con iones de litio, y que pesan cientos de libras.
Una de las más grandes, la batería para el Mercedes-Benz EQC, pesa 1,400 libras (aproximadamente 634 kilos).
Estas baterías, típicamente hechas de cobalto, níquel y manganeso, entre otros componentes, tienen un costo ambiental: requieren insumos provenientes de minas contaminantes y fundidoras en todo el mundo, y pueden finalmente contaminar los recursos de tierra y agua si no se desechan adecuadamente.
En la carrera para implementar esta tecnología, las armadoras de automóviles están adoptando los mismos principios utilizados por la industria del plástico: mantienen que las baterías usadas podrán reciclarse. Sin embargo, nos están ocultando la verdad bajo el tapete.
Ninguna de las baterías de iones de litio en los vehículos eléctricos es reciclable, como lo pudieran ser las baterías a base de papel, el vidrio o plomo.
Aunque existen esfuerzos para mejorar los métodos de reciclaje generalmente solo la mitad de los materiales de estas baterías puede hoy en día extraerse y reusarse.
Y sin sus insumos más valiosos, habrá muy poco incentivo económico para invertir en tecnologías de reciclaje. El resultado, si es que no se hace nada para revertir la balanza, es una crisis masiva ambiental y de salud.
A pesar de la actual investigación en la industria del reciclaje, la situación tiene pocas probabilidades de resolverse.
Los productores de baterías a base de iones de litio tienen aún que desarrollar una tecnología que pueda extraer de forma económica los componentes de forma que puedan reutilizarse para producir nuevas baterías.
En lugar de esto, las baterías típicamente se procesan para extraer el cobalto y otros metales caros dejando que el resto de los componentes emitan gases a la atmósfera, o que se utilicen como relleno en concreto y otros productos de la construcción.
Esta es una de las razones por las actualmente solo ser reciclan menos del cinco por ciento de las baterías a base de iones de litio.
Para complicar aún más las cosas, los distintos productores de baterías usan insumos diversos, celdas y módulos, lo que hace que el proceso de extracción sea menos eficiente y más costoso. De hecho, los productores de autos no tienen la obligación de informar cuál es el contenido de sus baterías a recicladores potenciales.
Para explicar la creciente cantidad de este desperdicio, los productores de vehículos eléctricos promueven la idea de que estas baterías pueden reusarse una vez que concluya su vida útil en los automóviles.
Algunas compañías han lanzado esfuerzos para reutilizar estas baterías de autos, inflamables y con alto voltaje, para almacenar energía solar y otras aplicaciones de energía alterna al reconstruir estas baterías usando una combinación de partes nuevas y reusadas.
Pero aún si estos esfuerzos para desarrollar tecnologías para extraer, transportar, desarmar y volver a manufacturar estas baterías, esto simplemente retrasaría el destino final de la batería por algunos pocos años.
La justificación de negocio para el reciclaje será aún más dudosa si Tesla y otros productores de autos toman medidas para eliminar los componentes metálicos más caros en el diseño de sus baterías.
Aún si las compañías automotrices tienen éxito al reducir la concentración de estos componentes, será necesario que existan incentivos financieros para asegurar que estas baterías se recolecten y reciclen.
Estos subsidios serían necesarios para compensar la diferencia entre el costo de transportar y procesar las baterías agotadas y el valor de los metales que de ellas se extraigan.
Sin estos incentivos, las baterías a base de iones de litio se desecharán, incinerarán o exportarán a países con estándares más laxos, donde contaminarán el medio ambiente amenazando la salud pública.
El níquel ha sido señalado como causante de cánceres nasales y de pulmón, reduciendo las funciones de los pulmones y causando bronquitis.
El cobalto puede causar serios daños a la salud, como asma y neumonía, además de ser un posible carcinógeno.
La exposición al manganeso puede resultar en problemas respiratorios, pérdida de la coordinación y otros problemas neurológicos.
Hemos ya empezado a trasladar la carga de la disposición de baterías de iones de litio a países de medianos y bajos ingresos, muchos de los cuales carecen de leyes ambientales estrictas, de la infraestructura para reciclaje, o bien para procesar baterías usadas de manera ecológicamente segura.
Algunos han ya establecido incentivos, incluyendo exenciones de impuestos, para promover la importación de autos eléctricos e híbridos. De acuerdo a un estudio reciente de las Naciones Unidas, miles de autos eléctricos e híbridos están siendo exportados cada año, de Japón, la Unión Europea y los Estados Unidos a países como Sri Lanka y Mauricio.
Para evitar la aceleración de estas tendencias, serán necesarias regulaciones mientras nos movemos a un futuro con autos eléctricos.
Mientras que China y la Unión Europea requieren que los productores de autos recolecten las baterías agotadas de sus consumidores, los Estados Unidos no han establecido ninguna legislación similar.
La trayectoria de reciclaje electrónico de los Estados Unidos no nos brinda ninguna confianza. Tan solo tres estados han emitido leyes de responsabilidad que obligan a los productores a recoger las baterías de iones de litio, usadas en productos electrónicos, y ninguna de estas disposiciones cubre automóviles.
No hay prohibiciones claras contra la exportación de baterías usadas de iones de litio o sobre la venta de autos usados con baterías degradadas y a precios de ganga, a países de bajos recursos.
No obstante, estamos en un periodo inicial y hay algún tiempo para implementar soluciones legislativas que puedan ayudar a revertir una inminente crisis de desperdicio.
Para tal fin, la Agencia de Protección Ambiental de California ha integrado un comité con representatividad de varios actores, de la cual soy miembro, para informar a la legislación estatal sobre el desarrollo de soluciones prácticas.
Hoy en día, la mayor parte de los vehículos eléctricos se venden en el segmento de lujo de mercado, a precios elevados cercanos a los 150 mil dólares.
El gobierno federal de los Estados Unidos otorga un subsidio a estas ventas -al igual que lo hacen algunos gobiernos estatales del país – para ayudar a los autos eléctricos a competir con vehículos convencionales.
Sin embargo, si los precios de las baterías y de la producción del vehículo descienden, estos subsidios serán innecesarios.
Anticipando el esperado aumento en ventas, debemos empezar a planear el futuro donde la transición del consumo de las baterías con peso de solo 28 gramos en su teléfono celular, a las baterías mastodonte que se encuentran en la cochera de su casa.
*Este artículo fue publicado originalmente en inglés por undark.org y es publicado en Verdebandera con su autorización.
*Este artículo fue traducido por Carmen Herrera Dania.
*Nota del Editor
Dado que México es el mayor importador de baterías de automóvil de plomo usadas de EE. UU., es probable que México también se convierta en el destino de las baterías de iones de litio usadas de vehículos eléctricos e híbridos