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Guadalajara, cuando la muerte está en el aire

Una contingencia por mala calidad del aire en Guadalajara. Imagen: Semades

La ciudad no cuenta con un esquema de medición y de políticas derivadas que mitiguen la mortalidad y la morbilidad por la polución atmosférica, las cuales siguen al alza

Una contingencia por mala calidad del aire en Guadalajara. Imagen: Semades
Una contingencia por mala calidad del aire en Guadalajara. Imagen: Semades

Por Agustín del Castillo

14 de mayo de 2014.- Este año, tres mil habitantes de esta metrópoli morirán antes de tiempo. La causa de esos decesos flota, navega en el aire, se respira.

Son más de 200 tipos de partículas contaminadas que día con día generan las actividades descontroladas de una ciudad que ha crecido de espaldas a la salud y a la calidad ambiental, lo que se agrava en un contexto de por sí laxo: normas oficiales mexicanas menos rigurosas que las de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que de por sí, en buena medida no se cumplen.

En Guadalajara hay una mortalidad por calidad del aire, sólo superada por la Ciudad de México y Sao Paulo, datos que se generan en el marco del estudio La Calidad del Aire en América Latina: Una Visión Panorámica, del Clean Air Institute, elaborado con datos oficiales de la década en marcha.

“Si relacionáramos calidad del aire con alta motorización y enfermedades, veríamos un crecimiento exponencial, por ejemplo, del asma o de las infecciones respiratorias agudas; asma en niños y en adultos mayores, si reconoces esa relación, las medidas deben ser mucho más drásticas, lo que no sucede”, señala Mario Silva, integrante del Colectivo Ecologista de Jalisco.

— Hay gobernadores como Ramírez Acuña que se empeñó en negar que la mala calidad del aire provoca muertes, ¿cómo podría haber un abordaje serio del problema?

— Claro, y es que se cruzan otras amenazas ahí; podemos hablar de que 30 por ciento del arbolado —los árboles capturan carbono y otros contaminantes, mitigan el problema— tienen muérdago; 15 por ciento del arbolado muere por una mala poda o un mal mantenimiento, entonces frente al aire sucio cuáles tendrían que ser las estrategias.

— Por el contrario, no hay áreas verdes nuevas en 20 años…

— No, debemos aumentar la superficie de área verde para mantener la cantidad de metros cuadrados; tienes un crecimiento vehicular de 7 por ciento anual, y pérdida de arbolado y 45 por ciento con enfermedades y malas prácticas […] no estamos haciendo políticas ambientales.

Arturo Curiel Ballesteros, investigador de la UdeG, señala “190 contaminantes peligrosos a la salud humana, por la exposición que representa el continuo acto de respirar”. De estos, se miden cinco, denominados “criterio” por ser los que potencialmente más daños generan, o bien, son indicativos de la presencia de otros: monóxido de carbono, ozono, partículas suspendidas menores a diez micras, óxido de nitrógeno y óxido de azufre. Se ha incorporado recientemente un sexto, las partículas suspendidas de 2.5 micras o menos (PM 2.5), cuyo potencial dañino es mayor a las PM10.

“Nosotros hemos pedido que en el promedio de las PM10, que desde que existe la red estableció el valor de 50 miligramos por metro cúbico para diferenciar la buena de la mala calidad del aire sea revisada, porque hace tres años la OMS recomendó que el valor de exposición anual promedio debía ser de 20 miligramos por m3, es decir menos de la mitad de lo que sigue la norma”, agrega.

El informe del Clean Air Institute alerta sobre las 22 ciudades analizadas: “Los datos analizados en este reporte indican firmemente que el material particulado, especialmente PM2.5 y el ozono son los contaminantes de mayor preocupación […] a nivel regional no se observa una tendencia real en la reducción del material particulado o del ozono en la última década. Puesto que las partículas y el ozono son importantes para la salud y el clima, deberían ser temas prioritarios de enfoque en la región”. Es decir, hasta ahora, con todo y normas, la muerte tiene permiso.

Redacción Verdebandera