Por: Sergio Hernández Márquez (@sergio2hm)
23 de abril de 2020.- Teófilo Herrera Suárez, Investigador Emérito del Instituto de Biología de la UNAM, quien hizo el primer proyecto para conocer las especies de hongos comestibles de México en la década de los años 50 del Siglo 20, murió a los 96 años debido a una afección cardiaca.
El doctor Herrera, estudió las carreras de Biología en la UNAM y Químico Biólogo Parasitólogo el Instituto Politécnico Nacional. Fue cofundador de la Sociedad Mexicana de Micología junto a Germán Gastón, estudió las bebidas fermentadas indígenas como el pulque y el tejuino, experimentando también con los hongos alucinógenos, reuniéndose con María Sabina.
Cuando tenía 21 años, en 1955, Teófilo conoció a Germán Gastón, joven científico que tenía el mismo interés en los hongos, y fue así que juntos emprendieron ese primer estudio científico de los hongos comestibles del país que desde tiempos ancestrales han sido consumidos por los pueblos originarios.
En 1954 hizo la Maestría en Ciencias en la Universidad de Wisconsin con especialidad en Bioquímica y Microbiología y en 1964 obtuvo el grado de doctor en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
El año 2018, al celebrarse los 150 años de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, hubo una exposición en el Museo de Artes Populares, donde se incluyeron a los grandes científicos mexicanos, en un trabajo conjunto con la Conabio llamado Curiosos y Comprometidos. Por supuesto no podía faltar el Dr. Teófilo Herrera.
“He explorado gran parte del país, por lo que adquirí un vasto conocimiento sobre la vegetación del país. De hecho, colaboré con la elaboración de 1,000 fichas en doce tomos sobre la flora de México”, decía la ficha del Dr. Herrera en esa exposición.
“En 1967 junto con mi discípulo el Dr. Miguel Ulloa conocí a María Sabina en Huautla de Jiménez, Oaxaca y participamos en una ceremonia con hongos alucinógenos. La experiencia la publiqué en un artículo científico”.
Su aporte a la ciencia es notable, con casi 120 artículos, la mayoría de hongos aunque también de bacterias.
También fue cofundador de la sección de macromicetos en el Herbario Nacional y de la Sociedad Latinoamericana de Microbiología y del Jardín Botánico “Faustino Miranda” de la UNAM.
Memorias
El doctor Germán Gastón, en una semblanza de Teófilo Herrera publicada en la Revista Mexicana de Micología,recordó algunos momentos con el doctor cuando éste cumplió 90 años:
“Tuve la oportunidad de conocer al colega Teófilo Herrera en 1955, cuando me iniciaba apenas en el estudio de los hongos. Fue gracias a mi maestro Alfredo Barrera de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, del IPN, quien me apoyaba en mis aventuras con los hongos, que una tarde llegó al Laboratorio de Botánica en donde yo laboraba, con una noticia.
“Decía el Prof. Barrera, «imagínese qué le encontré». Yo inmediatamente le dije «¡un libro!» (en aquella época no tenía ningún libro sobre hongos). Al hacerme ver el Prof. Barrera de que estaba equivocado, le dije: «entonces un hongo» y el Prof. Barrera por fin me dijo, «no, algo más importante, encontré a una persona que estudia a los hongos como Ud.».
“Para mi era increíble, puesto que llevaba ya casi un año solo, estudiando los hongos. El Prof. Barrera quien era entomólogo y especialista en pulgas, era mi único apoyo en toda la escuela. Organizamos inmediatamente una visita al Instituto de Biología de la UNAM, que en aquél entonces se encontraba en la Casa del Lago de Chapultepec, en la Ciudad de México. Sin embargo, no encontramos a Teófilo Herrera y fue el Dr. Manuel Ruiz Oronoz, maestro de Teófilo Herrera, quien lo disculpo porque se encontraba organizando el cambio que iban hacer del Instituto a la nueva Ciudad Universitaria”.
“Tiempo después fui al nuevo Instituto de Biología, en donde me encontré a una persona afable y abierta a colaborar en el estudio de los hongos, puesto que para el Dr. Teófilo Herrera yo era único en el IPN y en México. El Dr. me abrió todas las puertas, lo que me hizo quedar sorprendido, de que además de contar con una Colección de Hongos, tenía una rica biblioteca micológica única en México, que heredaba de su maestro Ruiz Oronoz, quien era un especialista en levaduras”.
“Con ello, me volví un asiduo visitante del Laboratorio de Micología de Teófilo Herrera y en donde me daban todas las atenciones para consultar la biblioteca. La liga que establecimos Herrera y quien escribe fue fortificante, puesto que nos ayudamos mutuamente, yo con los muchos hongos que colectaba y él con su experiencia y gran biblioteca”.
“Ambos estábamos interesados en ese entonces, en los hongos comestibles de los mercados populares e iniciamos un proyecto para conocer todas las especies y su distribución ecológica y geográfica en el país. Fue así como en 1961 publicamos en los Anales del Instituto de Biología, un artículo de más de cien páginas y con múltiples ilustraciones, lo que constituyó el primer trabajo en extenso de tales hongos en México”.
“En 1965 después de haber formado a varios estudiantes en la micología y relacionarnos con los fitopatólogos y médicos especialistas en hongos, y que nuestras relaciones académicas eran tan intensas, el Dr. Herrera tuvo la gran idea de que fundáramos la Sociedad Mexicana de Micología. Ésta después de mil tropiezos la formamos con la ayuda de varios colegas y miembros de la Sociedad Mexicana de Fitopatología, además con el apoyo de las doctoras Celia Dubovoy† y Martha Zenteno†, discípula y colega, respectivamente en aquel entonces del Dr. Herrera”.